Elena Pedrosa – Periodista, Comisaria de Arte e Investigadora

Elena Pedrosa es Periodista, Comisaria de Arte, Artista e Investigadora.

En el Foco es una sección de YANMAG que recomienda el trabajo de profesionales que nos interesan y cuya trayectoria recomendamos seguir

«Me gusta apostar por las mezclas, lo diferente y experimental«

Elena Pedrosa es periodista y doctora en Comunicación Audiovisual especializada en Narrativa Audiovisual desde una perspectiva semiótica. Es también artista, comisaria de arte, gestora cultural, investigadora y docente. Desarrolla incansablemente diferentes proyectos de investigación con colectivos de artistas facilitando el intercambio y la conexión entre ellos, buscando con sentido crítico que este trabajo coral siempre aporte a la comunidad.

– Eres periodista y doctora en comunicación visual ¿qué te impulsó a realizar estos
estudios y cómo han cambiado tu manera de mirar el mundo?

– Decidí que quería ser periodista desde muy pequeña, para contar al mundo las cosas que pasaban, siempre he tenido una marcada conciencia social y siempre me ha gustado escribir. Por circunstancias personales acabé estudiando Comunicación Audiovisual y fue entonces cuando me enamoré de la imagen. Desde entonces mi lenguaje se transformó, volviéndose también más simbólico. Me especialicé en análisis semiótico de la comunicación audiovisual, lo que me ha abierto los ojos a desentrañar los mecanismos de manipulación de las narrativas informativas, a la vez que he aprendido a estructurar
la narración de mis proyectos artísticos, y también a ser narradora del trabajo de otros en mi faceta de comisaria. Concebir toda esta complejidad me ha ayudado, también, a tener la mente más clara.

Deriva en el Poniente Plastificado 1 – Elena Pedrosa
Deriva en el Poniente Plastificado 2 – Elena Pedrosa
El agua en Venus – Elena Pedrosa

«Concebir toda esta complejidad me ha ayudado, también, a tener la mente más clara»

– Estás especializada en Narrativa Audiovisual desde una perspectiva semiótica ¿cómo aplicas estas investigaciones a un campo como el arte contemporáneo que tiende a buscar la ambigüedad y generalmente a descomponer la narración?


– Precisamente ese análisis, como decía, te hace ser consciente de la multiplicidad de significados de la comunicación visual y artística, pudiendo desentrañar con mayor facilidad el trabajo complejo del artista, simplificar en ocasiones sus formas, ordenarlas, identificar su fortaleza narrativa y optimizar la muestra de las mismas, en fotolibros o exposiciones. Opino que la obra siempre tiene un sentido para el autor, no todo el arte contemporáneo busca la ambigüedad, y precisamente el posible desorden debe estar concienzudamente articulado para que sea esa, y no otra, la sensación que se transmite.
Las estructuras no lineales son mis favoritas.

Grávida 1 – Elena Pedrosa
Grávida 2 – Elena Pedrosa

«el posible desorden debe estar concienzudamente articulado para que sea esa, y no otra, la sensación que se transmite»

– Realizas comisariados ¿cómo abordas cada proyecto y qué enfoque tratas de darles?

– Intento ser lo más horizontal posible, realizando un trabajo en equipo con el total respeto hacia el artista, ya que al fin y al cabo la obra es suya. Pero, claro, y para eso está la figura del comisario, mi perspectiva narrativa me hace visualizar en seguida la eficacia de la forma y contenido, haciendo aportaciones al artista y modelando un discurso.
Mi enfoque es personal, siempre participo en proyectos que me llegan, no podría trabajar con un proyecto que no tiene algo afín a mí, porque trabajo desde la intuición, desde “las tripas”, y no sólo desde la estructura metodológica profesional. Hay un proceso aleatorio y basado en la serendipia que se da sin planificarlo, como ocurre en el proceso creativo del artista, y puede darse sólo cuando conectas con la obra, aunque no sea tuya. Y un poco lo es también, ya que el proceso de comisariado entiendo que es un diseño creativo y narrativo también. Me gusta mucho, por eso, trabajar en colectivas, ya que me motiva crear redes y conexiones entre las personas, y componer, finalmente, una
sintonía armoniosa con las diferentes piezas. Además, me centro mucho en el simbolismo y lo conceptual.

«no podría trabajar con un proyecto que no tiene algo afín a mí, porque trabajo desde la intuición, desde “las tripas”, y no sólo desde la estructura metodológica profesional«

– ¿En qué proyectos de comisariado andas inmersa actualmente?

– Acabo de comisariar una exposición individual de Laura Brinkmann, Sueños del tiempo para la sala de exposiciones de la Escuela de Arte y Superior de Diseño San Telmo, en Málaga, donde trabajo. Se trata de un trabajo compilador del proceso de investigación con fotograma y proceso Lumen de Laura revelando el color latente de papeles tradicionales en blanco y negro a partir de sus investigaciones sobre la teoría del color de Goethe, que ha derivado en acabados y foto-objetos muy originales.

Me encuentro también en un proyecto de comisariado colaborativo que aún no puedo desvelar, que intenta mezclar diferentes disciplinas artísticas que enriquecen y complementan lo fotográfico; me gusta apostar por las mezclas, lo diferente y experimental, y la persona con quien estoy compartiendo el proyecto me motiva a ir en esa línea. Y, por otro lado, trabajo en la recopilación del trabajo de artistas fotógrafas andaluzas, investigación que espero que pueda concluir con una exposición y/o publicación de aquí a uno o dos años.

– Eres fundadora y coordinadora del Colectivo FAMA ¿qué te llevó a crear este proyecto y en qué momento se encuentra?

– Yo volví a Málaga en 2019 después de 12 años en Almería e intenté integrarme en el ecosistema creativo malagueño de la forma en que lo había hecho allí. Me di cuenta, precisamente por mi experiencia como comisaria, que no había un archivo amplio de fotógrafas artistas malagueñas, y que muchas de las compañeras afines que ya conocía sólo tenían su trabajo en redes sociales o lo tenían oculto. Es por eso que propuse realizar ese repositorio a modo de comisariado virtual que es la web colectivofama.com en el que realizo un análisis de algunos de los trabajos más destacados de las 19
fotógrafas que componemos el colectivo.
Por otro lado, y por circunstancias personales que había vivido, me apetecía trabajar desde los ritmos y modos de lo femenino, en un ambiente de apoyo mutuo y ciclicidad consciente. Por la manera de funcionar del arte en Málaga, pensé que podríamos aportar mucho si formábamos un colectivo desde esas premisas, con una perspectiva social y colaborativa.
Caminamos sin prisa, aprendiendo y haciendo exposiciones colectivas y colaborativas, e iniciando proyectos nuevos. En estos momentos he querido reestructurar la forma de funcionamiento en grupos de trabajo separados que interactúan, para optimizar nuestros intereses y modo de relacionarnos: el círculo de Famas se orienta a la promoción y difusión de la obra propia en exposiciones, el círculo de Cronopias tiene una intención más cercana al arte relacional y funciona como un grupo de investigación teórico-práctico de procesos creativos colaborativos con implicación social, y el círculo de Esperanzas es un grupo de apoyo y cuidados que vela porque todas confluyamos de la manera más feliz y armoniosa posible. Mi inspiración primordial está en la obra de Julio Cortázar Historias de cronopios y famas

Fotografías de las autoras pertenecientes al Colectivo FAMA

– Como has comentado anteriormente, eres Profesora de Fotografía Artística en la Escuela de Arte y Superior de Diseño San Telmo, ¿cómo es la relación con tus alumnos y qué tratas de inculcarles?

– Tengo un alumnado diverso, creativo y sensible. Me siento muy afortunada de trabajar en un centro que vela, además de por la formación, por el desarrollo del currículum de su alumnado a través de exposiciones, complementos de formación como jornadas y eventos que llevan ya una trayectoria como las Jornadas de Diseño Telmo Dice o los recién creados pero potentes Encuentros de Fotografía y Audiovisual Latente, a lo que hay que sumar la participación en las rutinas de creación de la ciudad, como centro expositivo y cultural que somos.
La relación con el alumnado es cercana y cordial. Al principio establezco una rutina de autoconocimiento y conocimiento del otro a través de un lenguaje fotográfico más intimista, de relato de experiencia, autorretrato y articulo algunos mecanismos relacionados con mi formación como fototerapeuta y arteterapeuta Gestalt. Luego voy de lo particular a lo social: establezco grupos de trabajo y el alumnado aprende a coordinarse como profesionales, a partir de experiencias piloto relacionadas con la realidad más inmediata. Aparte de la formación relacionada con el arte contemporáneo y todos sus lenguajes, abordamos también la conciencia social y la intervención
documental, así como la función de mediación del arte en los barrios que habitamos, con el proyecto Foto Acción que desarrollo desde 2015. Trabajamos con diferentes formatos, desde exposición de calidad hasta fanzines, fotolibros o piezas de videoarte, y abordamos desde la serie al fotoensay.

«el alumnado aprende a coordinarse como profesionales, a partir de experiencias piloto relacionadas con la realidad más inmediata«

– Este último proyecto que has mencionado, Foto Acción, es una investigación en barrios gentrificados en Málaga y Almería desde la psicogeografía y el artivismo ¿cómo transforma el arte el espacio urbano y qué consecuencias tiene para los habitantes de esas zonas?

– Intento ser muy prudente, porque mi reflexión proviene precisamente de haber detectado un uso colonial y clasista de la fotografía como herramienta de instrumentalización de las personas para el lucro o el éxito a través de proyectos fotográficos muy interesantes que finalmente no revierten en beneficio para los vecinos.
Y de la perspectiva crítica del urbanismo que se diseña desde el elitismo sin tener en cuenta a los habitantes del entorno.
Lo interdisciplinar es esencial, hay que contar con antropólogos, sociólogos y geógrafos, con vecinos y habitantes que te den su perspectiva y que no tengan intereses particulares. Desde que comencé esta experiencia en 2015, hemos creado también grupos de trabajo externos a la Escuela, y siempre hemos trabajado en colectivo, con la coordinación de otros profesores y formando un equipo horizontal con el alumnado.
Luego siempre hemos contado con la presentación con asociaciones y vecinos que han dado feedback a nuestras impresiones.
Mi conclusión personal es que el arte no revierte el proceso de gentrificación de un barrio, sino que lo acentúa. Los grafittis son reclamos para los turistas. La fase bohemia de un barrio siempre es anterior a la subida de los alquileres y expulsión de los vecinos para especular con pisos vacacionales. En ocasiones, iniciativas articuladas incluso desde ONG´s con la mejor de las voluntades han perjudicado más que beneficiado a la problemática de los barrios.
Nuestras cámaras son sus herramientas para contar lo que pasa, creo más en lo documental. El arte, como lo utilizan los compañeros de Artefacto Social, por ejemplo, sí puede ser un elemento disruptivo que sirva como excusa para comunicarnos con quienes no conocemos, crear vínculos y propiciar que ocurran cosas. Con Cronopias estamos ahora en la búsqueda y análisis de esos lazos para hablar del arte y los barrios desde otra perspectiva.

«Lo interdisciplinar es esencial, hay que contar con antropólogos, sociólogos y geógrafos, con vecinos y habitantes que te den su perspectiva y que no tengan intereses particulares»

– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?

– Ahora tengo un momento de búsqueda de la experimentación plástica, la materia y la calma, en cuando a proyectos artísticos. Y también quisiera dar forma a algunos libros con mis experiencias, ya que mis proyectos fotográficos van más allá de lo visual,-pretenden un todo discursivo, y busco completarlos, a modo de cierre, con las inquietudes, diarios personales y reflexiones que han hecho que existan.


– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad

– Que los proyectos por los que he apostado, en los que he colaborado de manera altruista, con pasión y confianza, en los últimos 4 años, funcionen y fluyan en una fase ya de más descanso y menos esfuerzo. Como Ediciones Fantasma, el proyecto editorial que creamos mi pareja y yo en 2020, el mismo Colectivo Fama y sus proyectos y procesos, así como el Centro de Fotografía en Málaga, cuyo impulso iniciamos la primavera pasada Pablo Ruiz y yo a través de los Encuentros Málaga Fotográfica en el Ateneo y que ha estado organizándose a modo de plataforma para confluir en una interesante red de conexiones entre fotógrafos y gestores que esperemos que den fruto dentro de poco.

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