«El paisaje no es un lugar, es un punto de vista»
Fernando Puche es fotógrafo de naturaleza y escritor sobre estética y creatividad de la fotografía.
Sus imágenes y artículos han aparecido frecuentemente en publicaciones de renombre como FV, La Fotografía Actual, Iris, Contrastes, Arte y Naturaleza, Film Und Foto, la revista escandinava Camera Natura o las estadounidenses Black & White Magazine y Focus. Ha estado representado por la galería Espacio Foto (Madrid) y sus obras se han expuesto en muestras en Rusia, Argentina y en Estados Unidos, en la Mountain Light Gallery de Bishop (California, USA).
Tiene diez libros publicados: Fotografía y naturaleza: más allá de la luz (2003), El Paisaje Interior (2005), Un Viaje Imaginario (2007), Crónicas de un fotógrafo desconfiado (2009), Así trabaja el fotógrafo Fernando Puche (2009), Diario de un fotógrafo amateur (2012), Una historia verdadera (2014), Barayo (2015) y Algún día tú también harás un viaje parecido (2018), El fotógrafo que no sabía mirar (2024).
Con sus fotografías enfrenta lo visible con lo que imaginó su mente y cuestiona no solo esa estética realista tan presente en la fotografía de paisajes, sino también los propios límites de la representación del paisaje. Para él, el paisaje es una búsqueda, «La búsqueda de algo que no necesariamente ha de estar presente en el lugar que se ha elegido fotografiar» y no es un lugar, «es un punto de vista».
– ¿Cuándo empezaste a interesarte por la fotografía?
En realidad me interesé por ella a partir del momento en que mis padres me regalaron una Yashica FX-3 con 18 años. Hasta entonces no le había prestado atención, pero desde ese momento la fotografía se convirtió en una pasión.
– ¿Qué es la fotografía para ti?
Esta es una pregunta que vas respondiendo a lo largo de los años y cuya respuesta va enriqueciéndose con el paso del tiempo. Además, esa respuesta no es la misma en cada momento de tu vida. El significado de la fotografía es algo que cambia con las circunstancias, el grado de maestría, las expectativas o la edad.
La fotografía ha significado para mí muchas cosas, y algunas seguro que aún no las he descubierto. En primer lugar fue una manera de probar mis habilidades: una herramienta desconocida, un proceso extraño, una disciplina nueva. Fue un banco de pruebas donde comprobar mis aptitudes y mi compromiso.
Luego se convirtió en un medio para destacar: la publicación en revistas, los concursos, las exposiciones.
Ha sido también un viaje de autoconocimiento (qué buscas, cómo lo haces, con quién lo compartes) y una manera de forzar mi proceso creativo.
Paralelamente me ha servido para expresarme, para ganar confianza en mí mismo, para refinar y consolidar la escritura, para vivir experiencias alucinantes y para conocer a personas maravillosas.
«El significado de la fotografía es algo que cambia con las circunstancias, el grado de maestría, las expectativas o la edad.»
«la fotografía me ha servido para expresarme, para ganar confianza en mí mismo, para refinar y consolidar la escritura, para vivir experiencias alucinantes y para conocer a personas maravillosas»
– Todos tus proyectos fotográficos giran en torno a la naturaleza y al paisaje ¿por qué elegiste este tema en concreto?
No tengo claro si yo elegí la naturaleza o ella me eligió a mí. De pequeño salía al campo y eso me marcó. Además, cuando ya tuve una cámara propia probé un montón de cosas (paisaje, bodegón, retrato, fotografía deportiva, etc) y lo que más me gustó fue salir al campo con la cámara.
No tenía que pedir permiso, no tenías que interactuar con personas, no tenías que sugerir nada. El paisaje y tú, ya está. Fue algo natural, nada forzado, la cámara me fue llevando al mundo natural y yo cada vez me sentí más cómodo. Luego, como cualquier pareja, firmamos un acuerdo (que no sé donde estará) y así hasta ahora.
«No tengo claro si yo elegí la naturaleza o ella me eligió a mí»
«Fue algo natural, nada forzado, la cámara me fue llevando al mundo natural y yo cada vez me sentí más cómodo»
– ¿Cómo decides qué fotografiar y en qué condiciones lo haces?
Decido fotografiar en función de las ideas que van apareciendo por mi cabeza. Hay cosas que no controlas, porque no puedes saber qué ideas te rondarán dentro de un mes o dentro de un año. Lo primero fue imitar a mis fotógrafos de referencia y luego fui cogiendo de aquí y de allá. Mezclas con tus circunstancias y posibilidades, añades algo de tu cosecha, y decides dónde ir y cuándo.
Luego, una vez en el lugar, entonces buscas lo que llevas en la cabeza, pero sabiendo que en muchas ocasiones has de adaptarte a lo que hay.
Las condiciones depende de lo que busque. Cada idea, cada proyecto, requiere de unas condiciones concretas: sol, nublado, bosque, desierto, temprano, mediodía, frío… He fotografiado a todas las horas del día, en todas las estaciones y en infinidad de paisajes. El proyecto es el que manda.
– ¿Es para ti fotografiar un acto privado y quizás solitario?
Desde el principio consideré la fotografía como una experiencia íntima. Un diálogo entre el paisaje y yo que provenía de un diálogo anterior entre mis deseos y mis necesidades. Así que busqué una manera de fotografiar que me permitiese cierta soledad, cierto aislamiento.
De hecho, me pongo nervioso cuando estoy haciendo fotos y tengo gente alrededor. Me siento raro cuando intento hacer una foto y hay gente mirándome. Es como si no pudiese concentrarme. Ahora que soy más mayor ya no me tiemblan las manos (es broma), pero prefiero estar solo cuando tengo que mirar a través de mi cámara.
Para lograr ese aislamiento me acostumbré a fotografiar entre semana y a horas del día en que suele haber mucha menos gente. Nada de fines de semana, nada de puentes, nada de vacaciones escolares. De nuevo, solos el paisaje y yo. Egoísmo puro, claro que sí.
«Desde el principio consideré la fotografía como una experiencia íntima.»
«Un diálogo entre el paisaje y yo que provenía de un diálogo anterior entre mis deseos y mis necesidades»
– ¿Cuáles son las fotografías en las que sientes que has descubierto algo?
Una vez pasada la fase de imitación (aunque estoy convencido de que nos pasamos la vida imitando), busco descubrir nuevas maneras de captar lo que ya he visto en mis fotos o en fotos de los demás. Tiene que ver con no repetirte, con buscar nuevos puntos de vista, con imaginar esos mismos elementos con otras estéticas, con experimentar, con probar diferentes técnicas, con estrujarte la cabeza.
En realidad, siento que he descubierto algo cuando la foto me sorprende. Y esto supone una sensación maravillosa y adictiva. Es que hacer la misma foto toda tu carrera es muy desolador, ¿no?.
«siento que he descubierto algo cuando la foto me sorprende»
«esto supone una sensación maravillosa y adictiva»
– Publicas habitualmente libros sobre fotografía y estética, el más reciente es El fotógrafo que no sabía mirar, una recopilación de cuentos sobre la fotografía, el acto de fotografiar, la búsqueda que supone la fotografía y también el mundo de la crítica ¿qué motivó que escribieras este libro?
Me remito a la respuesta anterior: no repetirme demasiado. Ya había publicado recopilaciones de artículos, fotolibros e historias varias alrededor de la fotografía y la vida. Era un reto publicar ficción y, como no soy novelista, el relato corto fue la solución.
Cuando te gusta escribir no te da demasiada pereza probar cosas nuevas, aunque no inventes nada. Es solo el placer de ser capaz de realizar distintas cosas a lo largo de tu carrera. En realidad ese libro es una especie de filosofía de la fotografía disfrazada de libro de cuentos.
– Algunos de tus libros los has autopublicado ¿has buscado independencia con ello?
La autopublicación ha surgido como una solución ante la enorme dificultad de acceder al mundo editorial, que tiene sus propios intereses y criterios. Pero no solo ha sido una solución para mí, lo ha sido y lo es para muchos artistas a lo largo de la historia que han podido mostrar su obra y llegar al público sin la necesidad de depender de la decisión de intermediarios. Alguna vez he tenido la suerte de que una editorial ha encontrado atractiva alguna propuesta mía y se ha decidido a publicarla. Pero en general me pago todos mis libros. El único consuelo es que, de esta manera, hago lo que me da la gana. Con la ayuda, eso sí, de mi hermano Miguel que es quien me maqueta casi todo lo que publico.
Al final lo hago un poco por orgullo, porque me daría una lástima tremenda tener todos esos proyectos metidos en un cajón. Así que la consigna es clara: te autopublicas, imprimes pocos ejemplares y a por el siguiente. Una vez que te acostumbras es como comer, llega un momento en ya no lo piensas, el propio cuerpo te lo pide.
«en general me pago todos mis libros. El único consuelo es que, de esta manera, hago lo que da la gana.»
«Lo hago un poco por orgullo, porque me daría una lástima tremenda tener todos esos proyectos metidos en un cajón.»
– Impartes talleres para fotógrafos sobre creatividad y qué aspectos suelen frenarla ¿por qué pensaste en este tema en concreto y qué problemas suelen presentarse a los fotógrafos a la hora de comenzar proyectos?
Empecé a impartir talleres porque quería compartir lo que yo mismo había aprendido sobre el proceso creativo. Cuando me di cuenta de que estaba buscando las imágenes de otros, de que visitaba los mismos lugares o parecidos, de que buscaba ciertas estéticas y huía de otras o de que mis fotos se parecían demasiado, entonces quise aprender por qué sucedían estas cosas, cómo funciona el cerebro, cómo trabaja la memoria y de dónde vienen las ideas.
Entendí mejor lo que estaba haciendo con la cámara y pensé que no era mala idea compartirlo con más personas. Así, además, gano algo de dinero extra para ayudarme a pagar los libros que me autopublico. También se llama supervivencia.
«Empecé a impartir talleres porque quería compartir lo que yo mismo había aprendido sobre el proceso creativo»
«Entendí mejor lo que estaba haciendo con la cámara y pensé que no era mala idea compartirlo con más personas.»
– Desde tu experiencia ¿cuáles son los pros y los contras del mundo de la fotografía?
Conozco el mundo de la fotografía con la suerte de no tener que depender ni de la fotografía ni de este mundo económicamente. La mayor ventaja es que controlo el proceso de cada proyecto principio a fin, y la mayor desventaja es que te fundes los ahorros haciendo fotos o colgando exposiciones. No pasa nada, ¡ojo!, porque es una pasión y encuentras mucha satisfacción en el hecho de ser capaz de realizar fotografías que te emocionan. Eso es un premio, aunque siempre añoras algo de calderilla para pagar los aperitivos y el vino de tus exposiciones.
Otra ventaja es que no estás dentro del fango, no tienes que pelearte con nadie. Apareces y desapareces a tu antojo. Pero claro, te tiras la vida haciendo un esfuerzo económico muy importante para financiar los proyectos. Y luego en invierno hace mucho frío. En fin, hay que asumir que la perfección no existe, pero el hecho es que se pueden sacar adelante los proyectos.
– Recientemente has publicado varios artículos sobre fotografía e Inteligencia Artificial en el blog Acerca de la fotografía de Valentín Sama ¿qué reflexiones te provoca este cambio en la imagen?
Me atrae sobre todo la parte humana de la cuestión, es decir, cómo nos vamos a relacionar con esas imágenes generadas por un algoritmo y si dejaremos de salir a la calle para enfrentarnos al mundo a través de nuestros sentidos y nuestro cuerpo. Mi fotografía depende mucho de cómo percibo ciertos lugares y ciertas realidades (atmósferas, luces, contrastes, colores), y me pregunto si dejaremos de percibir el mundo con nuestros sentidos para dejar que un algoritmo decida por nosotros.
Aunque, al final, te das cuenta de que tú te irás y la tecnología seguirá avanzando. Cada persona tendrá que intentar elegir la dosis adecuada.
– ¿Qué proyectos estás preparando en este momento?
Estoy preparando la segunda parte de El fotógrafo que no sabía mirar (que tendrá otro título, por supuesto), un libro de fotos en blanco y negro, y una nueva serie sobre mi proceso creativo para el blog de mi querido amigo Valentín Sama, que me deja generosamente su blog para publicar buena parte de lo que escribo.
– ¿Qué consejo darías a alguien que quiera comenzar un proyecto fotográfico?
Sólo puedo aconsejar desde mi experiencia, desde mis proyectos. Estos tienen que ver con mi vida, con las cosas que me suceden y las fotos que me gustan. Mi consejo sería que lo hagan, que no piensen en qué opinarán los demás, que busquen, investiguen y fotografíen hasta lograr algo que les emocione. Si a los demás no le gusta, pues a por el siguiente. Además, hay concursos, salas, editoriales, festivales. Como dijo alguien cuyo nombre no recuerdo: si no lo intentas ya has fallado.
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Que me financien algún libro. A ser posible uno con fotos, que son más caros de producir. Pero vamos, no voy a decir que no si me pagan uno sin fotos. (Y ahora voy a encender una vela) (risas)
«Deseo que me financien algún libro. A ser posible uno con fotos, que son más caros de producir»
Más información
0 comments