Paula Rosell – Lalulaphotography es fotógrafa y su obra gira entorno a la ciudad de Roma, un lugar con el que mantiene un intenso vínculo y que le ha permitido desarrollar su mirada. Cada pocos meses la artista se desplaza a Roma para tomar instantáneas de todos sus rincones y detalles: las sombras de los transeúntes sobre su impresionante arquitectura, el arte en cada esquina, los reflejos en los cristales de la vida de sus calles, las estatuas que miran impasibles el paso del tiempo. Son fotografías de una belleza melancólica, en las que casi se puede escuchar el silencio y los ecos de sus espacios. Una ciudad que Paula Rosell ama en cada una de sus fotografías y que nos hace amar a los que las contemplamos.
Te imagino, me imagino es su primer libro publicado en el que recoge los frutos de este maravilloso trabajo, y qué mejor lugar para hacerlo que la editorial italiana Psicografici Editore.
En palabras de la propia fotógrafa:
“Te imagino, Me imagino” es el resultado efímero, casi onírico, de lo que me sucede a pesar de no estar, mientras llego y cuando finalmente regreso a Roma para dejarme abrazar de nuevo por ella«
“En un camino de crecimiento, pero sobretodo, de autoconocimiento, debo tanto a la ciudad de Roma, que sin saberlo ha sido capaz tanto de abrazar mis anhelos y darme la libertad para expresar mi curiosidad, como de cuestionar mi recorrido cuando más lo he necesitado”.
«Este libro es una mirada íntima en busca de la luz que observo en cada reflejo, en cada obra de arte, en cada sombra en la que se proyecta la melancolía de la distancia física y a la vez la certeza de una cercanía emocional que ha perpetuado mi trabajo fotográfico como una mirada constante hacia esa belleza, a pesar de que ella no esté, mientras llego y cuando finalmente regreso para ser abrazado de nuevo por ella«
Como afirma Juan Carlos Redondo, director del IE Creativity Center en Segovia “La fotografía de Paula es de una fabulosa destreza focal, atmosférica hasta el éxtasis, de textura cuasi escultórica, íntima aún participando de lo público, siempre más centrada en experimentar –y que experimentemos– que en describir aquello que contemplamos. Hacen respirar al espectador el dulce caos de la ciudad, nos dan silencio, acomodo y susurro, y nos dejan habitar la esencia humana en muchas de sus formas tangibles”.
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