«Dirigir una orquesta es comunicar, es la posibilidad de emocionar a través de la música»
Lara Diloy es Directora de Orquesta. La música siempre ha estado presente en su vida y cuando tuvo que elegir dedicarse a una carrera profesional, se dio cuenta de que era la materia a la que quería dedicar todo su tiempo. Encaminó sus pasos como intérprete profesional de trompa. Posteriormente la curiosidad le llevo a estudiar la rama de dirección de orquesta como un medio para completar sus estudios, pero finalmente ese interés se convirtió en su verdadera pasión.
Y esa pasión es la que la ha llevado ya a los principales escenarios nacionales como el Teatro Real, Teatro de la Zarzuela, el Auditorio Nacional o el Teatro Monumental de Madrid entre otros para dirigir diferentes orquestas. Ahora prepara su próximo reto, dirigir la Oviedo Filarmonía el próximo mes de febrero.
Lara Diloy es una profesional inteligente con las ideas claras que viene pisando fuerte, con una seguridad que no le resta una enorme cercanía en el trato personal.
El pasado mes de septiembre fue elegida I Premio Impulso a la Trayectoria Profesional YanMag y le dedicamos esta entrevista, donde nos descubre su pasión por su profesión y por la música.
– ¿Cuándo y por qué tuviste claro que querías dedicarte a la música?
Desde que empecé a estudiar música en la escuela de mi ciudad se convirtió en una parte muy importante de mi vida. Participaba en todas las agrupaciones: banda juvenil, banda grande, grupo de metales, coro, orquesta… y era muy feliz en ellas. Comencé pronto los estudios superiores, a los 16 años, y los compaginé con Bachillerato de Ciencias con la idea de estudiar Arquitectura en un futuro. Pero a los 18, momento en el que tuve opción de ir a la universidad, supe que quería dedicarme profesionalmente a la música y para ello necesitaba todo mi tiempo.
«Supe que quería dedicarme profesionalmente a la música y para ello necesitaba todo mi tiempo»
– Eres intérprete profesional de trompa, pero al terminar la carrera, te decantaste por los estudios de Dirección de Orquesta ¿qué te llevó a tomar esta decisión?
Al principio fue una forma de seguir aprendiendo. Quería ampliar mis conocimientos musicales y me pareció la especialidad más acertada para ello, pues la orquesta es un lugar en el que siempre me he sentido muy cómoda y conocerla desde otra perspectiva me podía ayudar a ser mejor músico. Esa curiosidad se convirtió en mi pasión y, unos años después de terminar la carrera de dirección de orquesta, decidí que era mi camino.
«La orquesta es un lugar en el que siempre me he sentido muy cómoda»
«La curiosidad por la dirección de orquesta se convirtió en mi pasión»
– ¿Qué es para ti la dirección de orquesta? ¿tienes una visión diferente de la profesión al haber sido también intérprete?
Dirigir es comunicar, es la posibilidad de emocionar a través de la música, es dar con las claves de la partitura que tienes delante, transmitirlo y sacar lo mejor del grupo. Esto genera un reto constante que me motiva a mejorar y aprender continuamente. Le doy un gran valor a poder dedicarme a algo que me apasiona.
Ser instrumentista y haber tocado en orquesta es una ayuda cuando estás al otro lado, porque puedes ponerte rápidamente en el lugar de los músicos y entender qué necesitan de ti. Te permite conectar y empatizar con ellos.
«Le doy un gran valor a poder dedicarme a algo que me apasiona»
– Has sido directora asistente de los maestros Óliver Díaz y Ramón Tebar en grandes producciones que se han presentado en el Palau de les Arts de Valencia, el Teatro de la Zarzuela en Madrid o el Teatro Principal de Palma de Mallorca entre otros. También has sido asistente del maestro Andrés Zarzo con la orquesta del Real Conservatorio Superior de Madrid. ¿cómo es trabajar con estos profesionales y qué particularidades tiene esta labor?
Trabajar con ellos ha sido una gran oportunidad para continuar aprendiendo y entender cómo funciona el mundo profesional. Es verdad que el periodo de formación en el conservatorio supone la adquisición de conocimiento, pero la parte práctica está en cierta medida alejada de la realidad, y ser asistente ayuda a suplir esta carencia. Son grandes maestros y trato de absorber todo lo que admiro en ellos en cada ensayo y en cada momento de trabajo.
La labor de asistente, aunque desconocida, es importante, especialmente en producciones líricas. El director musical tiene una gran responsabilidad y muchas cosas de las que estar pendiente. Los asistentes somos su mano derecha, así como sus oídos fuera, y nos hacemos cargo de los ensayos cuando, por alguna causa, han de ausentarse.
– ¿Cómo fue el tránsito laboral al decidirte a trabajar profesionalmente como directora de orquesta y qué ha cambiado en tu vida?
Hace tres años que cambié de rumbo y fue una revelación. Las circunstancias me ayudaron a tomar una decisión difícil, pues el cambio de vida fue total. Dejé mi trabajo como docente para dedicarme de lleno a la dirección de orquesta con todo lo que conlleva: pasar de un horario y unos ingresos fijos a ser tu propio jefe, ponerte tus horarios y afrontar tus propios retos. Aunque a veces da vértigo, tengo que reconocer que estoy muy contenta de estar viviendo esta aventura.
«El cambio de vida fue total: pasar de un horario y unos ingresos fijos a ser tu propio jefe, ponerte tus horarios y afrontar tus propios retos.»
«Aunque a veces da vértigo, tengo que reconocer que estoy muy contenta de estar viviendo esta aventura»
– ¿Qué aspectos suelen ser decisivos para ser elegida como directora de una formación?
Supone una suma de factores, pero hay uno que considero esencial: que seas lo que el grupo necesita. Cada orquesta tiene su proyecto artístico, su idiosincrasia y su propia esencia. Somos muchos directores y cada uno tenemos nuestra personalidad, nuestra forma de hacer las cosas, una manera de liderar y unos valores. Que director y agrupación se encuentren en sintonía es clave.
– Has sido directora titular de la Orquesta Madrid Sinfónica, y también has dirigido la Bilbao Sinfonikoa Orkestra, la Joven Orquesta Nacional de España, la Varna Philarmonic Orchestra o la Barbieri Symphony Orchestra ¿cómo afrontaste estos retos?
Cada nueva meta me hace acumular experiencia y eso es algo extremadamente valioso en nuestra profesión, ya que no disponemos de una orquesta con la que practicar en casa. En cada proyecto me implico al máximo, estudio la partitura, hago una planificación de los ensayos y durante los mismos intento extraer lo mejor de los músicos. Cuando termina el periodo de trabajo hago un análisis de mi rendimiento, una autoevaluación que me ayuda a afrontar la siguiente parada con más herramientas, conociéndome mejor y conociendo mejor la música.
«Cada nueva meta me hace acumular experiencia y eso es algo extremadamente valioso en nuestra profesión, ya que no disponemos de una orquesta con la que practicar en casa»
– Has dirigido en lugares tan emblemáticos como el Teatro Real, el Teatro de la Zarzuela, el Auditorio Nacional, el Teatro Monumental de Madrid, el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián o el Teatro Calderón de Valladolid ¿cuál ha sido más especial para ti?
En todos ellos se respira música, y se siente gran responsabilidad al salir a dirigir. La primera vez que lo hice en el Teatro Monumental fue muy emotiva, pues en mi adolescencia acudía regularmente a los conciertos de la Orquesta de Radio Televisión Española, disfrutaba descubriendo repertorio sinfónico y me imaginaba subiendo a ese escenario. La Zarzuela también es un teatro con el que tengo un vínculo especial y dirigir allí es maravilloso.
– La dirección de orquesta es una profesión que ha sido tradicionalmente ocupada por hombres ¿qué transformación se está produciendo y de qué manera se adaptan las orquestas a los cambios?
Socialmente hay una gran evolución y mucha mayor conciencia, está más claro que nunca que una niña puede ser lo que quiera ser: piloto de avión, deportista de élite, directora de orquesta… Las orquestas profesionales son un reflejo de ello y empiezan a incluirnos en sus programaciones y, aunque el camino es lento, a ofrecernos titularidades. Un mundo musical con mayor diversidad, más enfoques y distintas formas de interpretar, enriquece la profesión y ayuda en su progreso. Desde ese punto de vista, nosotras tenemos mucho que ofrecer y muchas ganas de mostrarlo. Hemos venido para quedarnos.
«Las directoras de orquesta tenemos mucho que ofrecer y muchas ganas de mostrarlo. Hemos venido para quedarnos»
– ¿Qué impresión buscas crear con tu trabajo con la orquesta en el público?
Captar la esencia de la obra y transmitirla es una de nuestras razones de ser. Si conseguimos conectar con el público y tenerlo atrapado en la música, experimentando emociones con la misma intensidad que nosotros las vivimos en el escenario, habremos logrado nuestro propósito.
– ¿Cuánto tiempo dispones para preparar cada concierto?
Un concierto sinfónico se trabaja durante una semana con la orquesta, una producción lírica habitualmente alrededor de tres semanas o un mes… Pero detrás de esos días intensos de ensayos, hay meses de preparación.
«Detrás de esos días intensos de ensayos, hay meses de preparación»
– ¿Cómo te sientes en el momento de dirigir?
Me siento conectada a la música, concentrada. Es un momento de entrega en el que se mueven emociones y muchísima energía. Al terminar tengo una sensación de plenitud difícil de describir. Son momentos que compensan toda la parte dura que tiene esta profesión.
– También eres directora y fundadora del Coro Sinan Kay, un proyecto en el que te has involucrado de manera muy personal ¿cuáles son tus funciones y que supone para ti este proyecto?
Trabajar con niños y jóvenes es algo que me fascina, y Sinan Kay, un proyecto coral que nace para dar cabida en el escenario a los más pequeños, es un lugar de crecimiento para mí y para los chicos. Mi labor al frente es artística y didáctica. Aparte de hacer música juntos, trabajamos capacidades y valores que son un aprendizaje fundamental en cualquier campo de la vida. Los niños son el futuro, y a través de la música podemos conseguir cosas increíbles. El vínculo que tenemos es muy grande.
«A través de la música podemos conseguir cosas increíbles»
– ¿De qué manera te gustaría ver tu trabajo en el futuro y qué formaciones te gustaría dirigir?
Me gustaría ver que trasciende, que va siendo más certero y profundo con el paso del tiempo. ¿Formaciones para dirigir? Ahora estoy centrada en mi próximo reto, dirigir la Oviedo Filarmonía en el mes de febrero, y me gustaría seguir desarrollando mi carrera artística en España e impulsarla en otros países. Quiero disfrutar de cada paso en mi carrera.
«Quiero disfrutar de cada paso en mi carrera»
– ¿Cómo ves el mundo de la Música Clásica?
La cultura en general y la música clásica en particular son fuentes de inspiración para el ser humano, desarrollan nuestra creatividad y el sentido crítico, y mueven emociones.
En nuestro caso, estamos encontrando nuevos caminos para hacernos más presentes en la sociedad, aunque aún creo que debemos dar pasos de gigante para llevar la música clásica al alcance de todos.
– ¿Cómo es tu tiempo libre?
¿Tiempo libre? No hay mucho… (risas) Me gusta pasarlo con mi familia, pareja y amigos, entre cultura: teatro, cine… Sin olvidar la lectura, a la que me gustaría dedicar más tiempo. La naturaleza y la gastronomía son otro pilar fundamental. Y algo que llevo dos años haciendo, clases de danza.
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Que levantemos más la vista de las pantallas. Que disfrutemos de la compañía de los demás, de aquello valioso que nos ofrece la vida. Y, por supuesto, que pongamos cultura y música en ella.
«Que levantemos más la vista de las pantallas. Que disfrutemos de la compañía de los demás, de aquello valioso que nos ofrece la vida. Y, por supuesto, que pongamos cultura y música en ella»
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