Josefine Table – Historiadora y Divulgadora

Josefine Table - Historiadora y Divulgadora de Historia. Foto Berta Delgado. YANMAG
Entrevista y fotografías por Berta Delgado

«Las historiadoras tenemos que zambullirnos en el barro y salir a las calles»

Josefine Table es historiadora y divulgadora. Graduada por la Universidad de Granada, aplica los rigurosos métodos académicos de investigación histórica a cada vídeo que prepara y que difunde en redes sociales, un lugar que, a pesar de ser muchas veces muy hostil a su contenido, está convencida de ocupar para dar espacio a los derechos humanos, la memoria histórica, el feminismo y el anticapitalismo.

Con un lenguaje claro, preciso, directo y accesible, se adentra en diferentes momentos de la historia para desgranarlos y explicarlos desde sus orígenes, con el objetivo de entender nuestro presente.

Por su rigurosidad en su trabajo, y su convicción y defensa de los derechos humanos ella es VII Premio ex aequo Impulso a la Trayectoria Profesional YANMAG junto a la divulgadora de arte contemporáneo Marta Bueno.

– Eres graduada en Historia por la Universidad de Granada, ¿cuándo empezaste a interesarte por la historia y qué hizo que quisieras que fuera tu profesión?


Mi pasión por la historia comenzó de manera muy natural y casi sin darme cuenta. Mi primer acercamiento a la disciplina fue en el instituto con la asignatura de Ciencias Sociales, pero mi padre en casa siempre ha sido un ávido lector de novelas y ensayos históricos. Así que mi interés vino de la mano de un gran profesor que supo transmitirme la asignatura y de observar a mi padre en el sofá del salón leer en los ratos libres que le deja un trabajo a correturnos. Crecí rodeada de este tipo de literatura, así que era más bien imposible no mostrar cercanía a la disciplina. Sin embargo, creo que mi politización a temprana edad hizo que mi pasión por la historia contemporánea y la política se acrecentara a ritmos acelerados. Aprender sobre el pasado más reciente me hacía entender ciertas cosas sobre el presente. Fue así como me enganché perdidamente a esta disciplina, persiguiendo los “porqué” y los “desde cuándo”.

«Creo que mi politización a temprana edad hizo que mi pasión por la historia contemporánea y la política se acrecentara a ritmos acelerados»

Josefine Table - Historiadora y Divulgadora de Historia. Foto Berta Delgado. YANMAG

«Aprender sobre el pasado más reciente me hacía entender ciertas cosas sobre el presente»

– ¿De dónde viene tu pseudónimo Josefine Table?


En el instituto, la profe de inglés siempre me llamaba así de broma haciendo una traducción ligera de mi nombre y me pareció divertido que mi alter ego en redes siguiera esta dinámica y hasta hoy. Al final, estoy hecha de pedacitos de los y las profesoras buenas que he tenido, no simplemente por su destreza para enseñar las asignaturas que le correspondieran, sino por su capacidad de impactar en mi persona y esto es un ejemplo.

– Realizas contenido en redes sociales sobre divulgación histórica ¿cómo comenzó la idea y qué ha supuesto para ti tener tantos seguidores?


No fue un proyecto planificado. En el instituto, con 14 años, tenía una cuenta de historia donde subía el contenido que íbamos viendo en clase y hacía directos el día antes de los exámenes para explicarle el temario a mis compañeros y compañeras. Así que, en un primer momento, mi actividad en redes estuvo motivada primero, por mi pasión por la historia y mi necesidad de compartirla con el resto de personas y segundo, por mi vocación docente. Sin embargo, no fue hasta la pandemia cuando empecé a tener mayor actividad.

Por otro lado, divulgar en redes sociales desde una perspectiva social, defensora de los derechos humanos y crítica con el sistema es un espacio que creo necesario conquistar y ocupar. Porque frente al auge de la extrema derecha y de los perfiles más reaccionarios, es necesario combatir mitos y relatos que hacen del Estado español un lugar restringido, una patria estrecha, de figuras heroicas. España es mucho más que eso. Las redes se han convertido en un campo de batalla cultural donde se disputan los relatos, donde se construyen imaginarios y donde se consolidan discursos que luego se trasladan a la política y a la vida cotidiana. Si dejamos ese espacio libre, lo llenarán sin dudarlo las voces de la extrema derecha, el revisionismo histórico, el machismo, el racismo y la propaganda neoliberal. Por eso es crucial que estemos ahí. Porque contar la historia no es solo hablar del pasado, es intervenir en el presente.

«Divulgar en redes sociales desde una perspectiva social, defensora de los derechos humanos y crítica con el sistema es un espacio que creo necesario conquistar y ocupar»

Josefine Table - Historiadora y Divulgadora de Historia. Foto Berta Delgado. YANMAG

«Si dejamos ese espacio libre, lo llenarán sin dudarlo las voces de la extrema derecha, el revisionismo histórico, el machismo, el racismo y la propaganda neoliberal. Por eso es crucial que estemos ahí»

– ¿Cuál es el proceso de investigación histórica para elaborar tus vídeos y en qué crees que se diferencia de otros divulgadores en redes?


Mi proceso de investigación para elaborar vídeos se parece mucho al que haría para preparar una clase o un artículo académico, con la diferencia de que mi objetivo final no es un texto especializado, sino un formato accesible y directo. Selecciono la información que creo más relevante para explicar en pocos minutos un fenómeno complejo sin simplificarlo. Para mí, mantener el rigor que demanda la academia y el dinamismo necesario en redes sociales no es incompatible. Considero que la Academia tiene que perder el miedo a salir de los muros de la universidad, las redes sociales nos permiten democratizar el conocimiento. La historia, lejos de quedarse en debates de eruditos, tiene que compartirse en los espacios donde la gente vive, conversa y se informa. Las historiadoras tenemos que zambullirnos en el barro y salir a las calles. Nuestra disciplina está viva y la población tiene que conocerla.

Lo que creo que me diferencia de otros perfiles es que mi contenido es explícitamente histórico-político. No tiendo a querer envolver mi divulgación de una perspectiva “objetiva” o rehuir de cuestiones polémicas. Me parece un error monumental. Una historiadora no debe ser imparcial, debe ser rigurosa. Eso significa ser honesta con las fuentes, contrastar, no inventar ni manipular, pero también reconocer desde qué lugar hablamos y qué silencios decidimos romper. Por ejemplo, reconocer la brutalidad que el Estado de Israel está cometiendo contra el pueblo palestino para mí no te hace peor historiadora, sino más bien al contrario. Te hace una historiadora más humana y consciente de que el pasado nos da herramientas para leer el presente.
Precisamente por conocer la historia, por saber cómo se repiten los mecanismos de la opresión, tenemos la obligación ética de no mirar hacia otro lado. El historiador que se esconde en una supuesta neutralidad -que no existe- para no perder reconocimiento o evitar críticas, en realidad está tomando partido, aunque lo niegue. Yo prefiero un compromiso claro con la justicia, con la memoria democrática y con la construcción de un mundo más digno.

«Mantener el rigor que demanda la academia y el dinamismo necesario en redes sociales no es incompatible»

Josefine Table - Historiadora y Divulgadora de Historia. Foto Berta Delgado. YANMAG

«La historia, lejos de quedarse en debates de eruditos, tiene que compartirse en los espacios donde la gente vive, conversa y se informa. Las historiadoras tenemos que zambullirnos en el barro y salir a las calles.»

– ¿Cómo eliges los temas que tratar en tus vídeos y bajo qué perspectiva lo haces?


Suelo elegir los temas a partir de un cruce entre la actualidad, la memoria y mis lecturas personales. Muchas veces aprovecho efemérides o fechas señaladas para poner en cuestión los relatos oficiales y recuperar historias que rara vez aparecen en los manuales. No me interesa tanto repetir lo que ya se sabe, sino abrir preguntas, incomodar, señalar los silencios y ausencias que hay en la narración de nuestro pasado.


Muchas veces los temas surgen de manera espontánea, leyendo un libro o tropezándome con una historia que desconocía y que me resulta urgente compartir. Otras, nacen de debates contemporáneos, porque la historia también es una herramienta para intervenir en las discusiones políticas de hoy. Yo concibo mi divulgación histórica en redes como una forma de militancia cultural. No se trata solo de enseñar datos, sino de mostrar que la historia es una herramienta para entender por qué el mundo es como es y, sobre todo, para imaginar cómo podría ser diferente. Esto es incómodo, es arriesgado y la mayor parte de las veces implica recibir odio. Pero ocupar estos espacios es imprescindible. Porque la historia no es neutral y las redes tampoco. Si no damos la batalla cultural, ya sabemos quién la gana.

«Concibo mi divulgación histórica en redes como una forma de militancia cultural»

«No se trata solo de enseñar datos, sino de mostrar que la historia es una herramienta para entender por qué el mundo es como es y, sobre todo, para imaginar cómo podría ser diferente»

– ¿Cómo reacciona la audiencia a tus vídeos? ¿se sorprenden tus seguidores de datos históricos que no conocían?


Por lo general, mi contenido no suele dejar indiferente. Mis vídeos son polémicos y las reacciones a ellos suelen ser muy variadas. Tengo la suerte de tener una comunidad de seguidores en redes que es crítica, que defiende los derechos humanos y que me acompaña diariamente en la batalla cultural. Además, me encanta poder aprender de mi actividad en redes, que mis seguidores complementen mi información o me hagan conocer libros o datos que no conocía. Así que me siento realmente afortunada de que estemos construyendo un espacio tan combativo y que hagamos resistencia a un algoritmo que está incitando al auge de la extrema derecha en redes sociales.

– Llevas trabajando meses con el periódico El Salto Diario ¿qué ha supuesto para ti esta colaboración?


Es una suerte colaborar con medios digitales que llevas leyendo años, con compañeros y compañeras a las que admiras y cuya labor sigues de cerca. Cuando contactaron conmigo, confiaron en mí y me dieron la oportunidad de formar parte de su equipo, me sentí eufórica.
Además, poder contar con un lugar en el que hablar de historia, de política y de actualidad desde una perspectiva andaluza es genial porque es un espacio en el que me encuentro muy cómoda, que no desentona en absoluto con mi contenido y en el que disfruto de una total libertad para manifestar mis pensamientos y mis perspectivas.

– Las divulgadoras en redes sociales reciben mucho más odio que los divulgadores. Siendo historiadora, mujer joven y de Andalucía, ¿cómo lo gestionas?


Mi presencia en redes ha estado atravesada por los haters desde sus inicios. No es algo puntual ni anecdótico, es estructural y una experiencia que, tristemente, comparto con más compañeras que se dedican a crear contenido.

¿Cómo lo gestiono? En primer lugar, con conciencia política: entendiendo que ese odio no es personal, sino que es un reflejo del machismo, del clasismo y del centralismo que atraviesan nuestra sociedad. Me ayuda verlo como parte de una violencia más amplia, no como algo individual. En segundo lugar, con límites claros: no respondo a todo ni me expongo más de lo que quiero, porque sé que esa es también una forma de desgaste que buscan.

Pero lo más importante para mí es el apoyo colectivo. Mi comunidad es, en su mayoría, muy sana, y recibo muchísimo cariño y reconocimiento. Además, cuento con redes de compañeras divulgadoras y militantes con las que comparto estrategias, desahogo y resistencia. No se trata solo de aguantar, sino de demostrar que, pese al ruido del odio, seguimos aquí, ocupando un espacio que nos quieren negar. Mi familia y mis amistades me apoyan de forma incondicional y me hacen sentir muy arropada.

También creo que hay algo que es clave para no decaer, y es el convencimiento absoluto en lo que haces. Como escribía Bebi Fernández en Amor y asco, ser tu misma tiene un precio, pero si de verdad decides serlo, el precio jamás lo pagarás tú. Estoy muy convencida de la labor social y política que realizo, sé que lo hago en defensa de los derechos humanos, de la memoria democrática, de la justicia social y que, por tanto, entiendo que mi relato pueda ofender a ciertos sectores que consideren esto una amenaza. Pero también sé que no estoy sola en este camino, que me acompañan compañeras militantes dentro y fuera de las redes sociales, y esto, solo me reafirma en la necesidad de seguir divulgando.

«Lo más importante para mí es el apoyo colectivo»

Josefine Table - Historiadora y Divulgadora de Historia. Foto Berta Delgado. YANMAG

«Cuento con redes de compañeras divulgadoras y militantes con las que comparto estrategias, desahogo y resistencia. No se trata solo de aguantar, sino de demostrar que, pese al ruido del odio, seguimos aquí, ocupando un espacio que nos quieren negar»

– ¿Cuáles son los temas más controvertidos que has tratado y a cuáles crees que se les debería haber prestado más atención?


Todos los temas que trato son controvertidos, me atrevería a decir que es requisito indispensable para mí. Me gusta estar allí donde creo que es necesaria la perspectiva de una historiadora. Esto es combatiendo mitos históricos, la fake history que tanto prevalece últimamente. La historia debe tener una incidencia real en el presente, es útil y es necesaria.


Todavía hay una gran labor que hacer en cuestiones como la memoria democrática y el legado del franquismo, que, tristemente, lejos de convertirse en un consenso social, siguen siendo percibidos como un campo de batalla. Todavía hoy seguimos viviendo en un país con miles de fosas comunes sin abrir, con víctimas sin reparación, con unas élites económicas y judiciales que nunca fueron depuradas ni rindieron cuentas.


También hay que seguir trabajando para desmontar el relato de la Transición pacífica y ejemplar, hay que poner sobre la mesa la violencia policial y la represión de los movimientos sociales. Es fundamental poner en relieve que fueron las protestas y las luchas incansables de los estudiantes, feministas y la clase trabajadora durante el tardofranquismo y principios de la Transición quienes construyeron la democracia, que no fue ni un regalo ni una concesión de las élites políticas. Seguir cuestionando ese relato es clave para imaginar cambios hoy.

«Todos los temas que trato son controvertidos, me atrevería a decir que es requisito indispensable para mí.»

Josefine Table - Historiadora y Divulgadora de Historia. Foto Berta Delgado. YANMAG

«Todavía hay una gran labor que hacer en cuestiones como la memoria democrática y el legado del franquismo, que, tristemente, lejos de convertirse en un consenso social, siguen siendo percibidos como un campo de batalla.»

– ¿De qué manera ves las transformaciones actuales en política nacional e internacional?


Veo las transformaciones actuales en política nacional e internacional con una mezcla de preocupación y esperanza. Por un lado, estamos asistiendo a un endurecimiento autoritario en muchos lugares del mundo: el auge de la extrema derecha, el retroceso de derechos que dábamos por conquistados y la normalización de discursos de odio en el debate público. La precariedad, la desigualdad y las sucesivas crisis están siendo utilizadas como combustible para alimentar proyectos reaccionarios que ofrecen soluciones fáciles a problemas complejos, a costa de señalar chivos expiatorios y sembrar más violencia.


Pero, al mismo tiempo, estamos asistiendo a un ciclo de movilizaciones en distintas partes del mundo. En muchos lugares, sobre todo entre la juventud, crece la conciencia política y la insatisfacción con un sistema que nos da de lado. Surgen formas de autoorganización, discursos críticos y combativos en la calle. Esa es la grieta que abre esperanza, la certeza de que frente al autoritarismo siempre habrá movimientos que defiendan la dignidad.

– Como historiadora ¿cómo crees que se tratará el genocidio de Palestina por Israel en el futuro?


Como historiadora estoy convencida de que, en el futuro, el genocidio del pueblo palestino a manos del Estado de Israel será estudiado como uno de los episodios más vergonzosos de nuestro tiempo, precisamente porque lo hemos visto en directo, a plena luz del día y con la complicidad de gran parte de la comunidad internacional.


Creo que ya estamos viendo cómo se construye esa memoria futura. Muchos países reconocen al Estado de Palestina no tanto por convicción, sino como lo que yo considero un intento de lavarse las manos como cómplices de la barbarie. Lo vemos con la postura ambigua y neutralizante de gran parte de Occidente, materializado en el ejemplo de Francia proyectando en la Torre Eiffel la bandera de palestina y la israelí juntas, como si se tratara de un conflicto entre iguales. Sigue faltando voluntad real de acción: un boicot económico integral por parte del resto de países, una ruptura total de las relaciones político-financieras con el Estado sionista y el lobby israelí; sanciones militares estrictas, por supuesto, la prohibición absoluta de venta y compra de armas y de transferencia de tecnología militar; un aislamiento diplomático que expulse a Israel de foros internacionales, que suspenda lazos institucionales y que rompa relaciones de todo tipo; y un apoyo directo al pueblo palestino con el envío de ayuda humanitaria y un acompañamiento político real y comprometido con su población.


Pero frente a esa complicidad institucional, hay que poner en valor la humanidad de los movimientos sociales que se están levantando en defensa del pueblo palestino. Las manifestaciones multitudinarias en ciudades de todo el mundo, los boicots, las campañas de denuncia, la solidaridad organizada desde abajo, las flotillas llenas de población civil que arriesga su vida para asumir una responsabilidad que las instituciones no están llevando a cabo…
Todo eso quedará en la memoria como la dignidad de quienes, sin poder ni ejércitos, se enfrentaron a la injusticia. Si los gobiernos serán recordados por su tibieza, los pueblos lo serán por su valentía y su compromiso con la justicia social.

«Frente a esa complicidad institucional, hay que poner en valor la humanidad de los movimientos sociales que se están levantando en defensa del pueblo palestino»

«Si los gobiernos serán recordados por su tibieza, los pueblos lo serán por su valentía y su compromiso con la justicia social.»

– ¿Quiénes son tus referentes?

Mis primeros referentes son sin lugar a dudas mis padres, porque ellos representan la dignidad del trabajo duro y silencioso, ese que rara vez se cuenta en los libros de historia pero que atraviesa todo lo que nos rodea. Ellos han sido los que, con turnos interminables, sueldos ajustados y muchas renuncias personales, me han dado algo que no tuvieron: la oportunidad de estudiar una carrera, de elegir, de pensar libremente y de proyectar un futuro sin miedo y con la seguridad de contar con su apoyo incondicional. Además, con su ejemplo cotidiano he forjado valores que considero hoy mi identidad política en la lucha por la justicia, la solidaridad y la dignidad.

En el ámbito profesional, siento admiración profunda por varios de mis profesores en la Universidad de Granada. Antonio Herrera González de Molina, Diego Checa Hidalgo, Alejandra Palafox Menegazzi o Miguel Ángel del Arco Blanco son ejemplos de rigor y compromiso académico, sin perder la cercanía que considero que es clave para ser grandes docentes. También admiro a historiadores como Julián Casanova o Nicolás Sesma, que nunca dejan de lado la divulgación y entienden que el conocimiento debe salir de la universidad y llegar a la gente. Además, admiro profundamente a escritoras como Almudena Grandes, capaces de conmover con cada una de sus novelas. Y, por supuesto, en el terreno de la divulgación en redes, valoro enormemente el trabajo de Mikel Herrán y Sandra Moruiz, que se han convertido en referentes por su forma de transmitir Historia con cercanía, humor y rigurosidad.

– ¿Qué proyectos tienes para el futuro más próximo?


Pues planeo en los próximos años emprender una batalla en la búsqueda por un contrato de investigación predoctoral o zambullirme en el mundo de las oposiciones como docente. Por supuesto, seguir con la divulgación y espero seguir disfrutando de oportunidades tan chulas como las que van surgiendo y por las que estoy profundamente agradecida.


Son años complicados porque la juventud no tenemos ningún futuro asegurado, nuestro esfuerzo no se materializa necesariamente en oportunidades laborales ni en condiciones dignas. Después de terminar nuestros estudios nos sentimos un poco huérfanos y desorientados.

– ¿Cómo te gustaría verte dentro de 10 años?


Creo que no pido mucho y a la vez sí teniendo en cuenta la situación actual en la que nos encontramos, pero espero no ser muy ambiciosa cuando digo que dentro de diez años me gustaría estar trabajando como profe, con unas condiciones que me permitan llevar una vida medianamente digna, vivir independiente de mis padres y seguir divulgando en redes sociales, que es lo que realmente me hace muy feliz.

– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad


Me gustaría que mi generación y las que vienen puedan habitar un mundo que les garantice una vida digna y con oportunidades. Que tengamos acceso a una vivienda, oportunidades laborales, salarios dignos, educación y sanidad de calidad, un sistema que sitúe en el centro de los intereses el bienestar de la población y no el “beneficio” imparable de una minoría.


Es un deseo que puede sonar utópico, pero para mí lo verdaderamente utópico sería que un sistema como el que tenemos, insostenible en el tiempo, injusto y que nos está llevando al colapso planetario, pueda sostenerse indefinidamente sin que se rompa por algún lado. Desear un mundo distinto es lo que considero más natural y viable.

«Me gustaría que mi generación y las que vienen puedan habitar un mundo que les garantice una vida digna y con oportunidades.»

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«Desear un mundo distinto es lo que considero más natural y viable.»

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