Marisol Salanova - Crítica de Arte y Comisaria de Exposiciones

21 octubre, 2021

Marisol Salanova – Crítica de Arte y Comisaria de Exposiciones

«Cada proyecto en que me implico, sea editorial o curatorial, tiene como finalidad la transformación social»

Por Berta Delgado

Marisol Salanova es crítica de arte, comisaria de exposiciones y asesora de coleccionistas. Mediática y comprometida feminista, se licenció en Filosofía y obtuvo un máster en Producción Artística con especialidad en Arte y Tecnología.

Dirige un proyecto sobre criptoarte ético NFT para la plataforma Arteinformado, escribe para ABC Cultural, participa en programas de televisión y radio con regularidad, impulsando el talento creativo de artistas y otros agentes culturales.

En esta entrevista descubrimos su especial relación con la escritura, su interesante trayectoria y su postura sobre la actualidad del mundo del arte.

– Eres Licenciada en Filosofía y especialista en Arte y Tecnología ¿qué te llevó a realizar estos estudios y cómo fue tu paso por la universidad?

El paso por la universidad fue intenso ya que formé parte de un sindicato estudiantil, fui delegada claustral y vicedecana de estudiantes, aprendí mucho más de lo que esperaba. Porque trabajaba, estudiaba y dedicaba gran parte de mi tiempo al activismo. La Filosofía me interesó desde el instituto, en concreto la rama de la Estética. Resultó desconcertante llegar a la carrera y ver que se asumía que esos estudios solo valían para ejercer la docencia como en un círculo limitante. A mí me pareció desde el principio que mis estudios servirían para emplearme en lo que quisiera, conseguir herramientas que me facilitasen comprender el mundo en que vivimos y actuar adecuadamente en él. Estudiar filosofía no te convierte en filósofa sino, en el mejor de los casos, en una persona con capacidad crítica. El posgrado en Bellas Artes me llevó a la especialización, pero no me considero experta en nada. Lo que soy es curiosa, tenaz y empática, por eso me adapto a la contemporaneidad y logro aplicar mis conocimientos en el día a día.

«Estudiar filosofía no te convierte en filósofa sino, en el mejor de los casos, en una persona con capacidad crítica»

– ¿En qué momento decidiste que querías dedicarte a la crítica de arte y qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Lo que más me gusta de mi profesión es, primero el proceso de escritura, después la conexión con quienes te leen. Me siento muy afortunada por dedicarme a lo que me gusta y escribir para medios que me dejan libertad, sin censuras. Ya de estudiante leía varios suplementos culturales y al ABC Cultural lo consideraba el mejor, así que podría decirse que para mí fue un sueño hecho realidad llegar a formar parte de sus críticos colaboradores. Cumplo cinco años en ese periódico. Escribo además para revistas como Descubrir el Arte, Mirall y Mercurio, he redactado ensayos críticos para Exit Express, Ivorypress, Art Pulse Miami y Arquine México. Desde la crítica también colaboro con televisión, radio y otros formatos. La tarea en que estoy inmersa ahora es una entrevista que he de realizar a Frances Morris, directora de la Tate Modern, para MAV, la asociación Mujeres en las Artes Visuales.

«Me siento muy afortunada por dedicarme a lo que me gusta y escribir para medios que me dejan libertad»

– Comisarías exposiciones y tus proyectos curatoriales siempre guardan relación con el feminismo ¿estás trabajando nuevo comisariado en esa línea?

Acaban de aprobarme un proyecto para un centro público sobre transfeminismo, de hecho. Se trata de una exposición que recoge la representación de las personas trans y no binarias en los medios españoles durante los últimos cuarenta años. Una propuesta para reflexionar, que tiene parte documental, expositiva, talleres de educación no sexista, conferencias, mesas y un club de lecturas transversales. Llevaba un año dándole vueltas, sin saber si un formato así, de exposición viva, cambiante, activa todo el tiempo que dure, y con una finalidad didáctica que considero tan necesaria para sensibilizar sobre las realidades trans, tendría cabida en el contexto de crispación y LGTBIfobia. Desde luego, mi compromiso y el de las personas que participan del proyecto es tan fuerte que nos hemos dejado la piel porque queremos frenar el odio, a menudo presente por ignorancia, educar en la diversidad a través del contexto artístico y creo que vamos a conseguir aportar nuestro granito de arena. Cada proyecto en que me implico, sea editorial o curatorial, tiene como finalidad la transformación social.

«Mi compromiso y el de las personas que participan del proyecto es tan fuerte que nos hemos dejado la piel porque queremos frenar el odio»

– ¿Cuál es la exposición que más te ha marcado hasta ahora y por qué?

Suelo responder a esta pregunta que la retrospectiva de Abel Azcona que comisarié en Pamplona, porque tuvimos muchas complicaciones y amenazas de la extrema derecha. Aunque lo cierto es que cada muestra ha calado en mí desde su singularidad y me ha llevado a la siguiente. De todas formas, ejerzo más de crítica de arte que de comisaria. Comisarío y asesoro puntualmente. Mi ocupación principal es la escritura.

-También asesoras a coleccionistas y últimamente te hemos visto en RTVE hablando sobre NFT, criptoarte y adquisiciones de arte digital, un mercado en torno al que existe cierto extrañamiento ¿cuál es tu postura al respecto?

Me llaman de todas partes para obtener declaraciones en calidad de experta en NFTart o criptoarte. No soy experta, solamente una estudiosa del tema que sí he tenido contacto y sí asesoro en determinadas ocasiones. El momento actual me parece desfavorable a la hora de invertir, vaya por delante. Mi interés en este campo, que ha quedado patente en el proyecto de mi autoría ¿Criptoarte ético? Impulsando la transformación social desde la digital es democratizar el acceso a la venta de obra de cualquier artista por esta nueva vía. Comisarío en la plataforma Arteinformado una de la primeras muestras de arte digital tokenizable, dejando claro que ni las subastas multimillonarias ni la especulación con productos intangibles suponen la verdadera revolución del arte digital ahora mismo.

– Has sido codirectora de Editorial Micromegas, dedicada a la publicación de ensayos sobre artes visuales, desde 2012 hasta 2020 ¿cómo fue emprender un proyecto editorial independiente y qué significó para ti esta etapa?

Emprendí la aventura de Micromegas con Javier Castro Flórez en 2012 porque ambos vimos que el género ensayo caía en picado, las editoriales de pensamiento estaban cerrando y corrían horas bajas para la literatura. Decidimos contribuir porque no había salidas para textos sobre arte contemporáneo de profesionales que buscaban trascender el ámbito académico. Tuvimos una acogida espectacular, participamos en ferias internacionales, conseguimos muy buena distribución y repercusión en medios. Lo que pasa es que se convirtió poco a poco en un proyecto insostenible, quizás lo fuera desde el comienzo, la verdad. Además, ambos directores desarrollamos ideas y caminos diferentes. A partir de 2020 me desvinculé, mientras que Javier continúa con NewCastle Ediciones, su editorial propia que fusionó con Micromegas para continuar publicando.

– Coordinas una colección de libros sobre emergencia cultural para el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, de la que acaba de salir Innovación desde el museo, una compilación de artículos por expertos a los que has convocado a reflexionar sobre la situación de la cultura. ¿En qué consiste el volumen y qué otros volúmenes compondrán dicha colección?

Cubrimos una necesidad, ante la falta de una hoja de ruta clara en materia de cultura para situaciones sin precedentes. En el caso de Innovación desde el museo. Ensayos sobre emergencia cultural partimos de que para agentes culturales e instituciones el periodo 2020-2021 marca un antes y un después. Hubo que repensar estrategias y generar contenidos adecuados a situaciones límite, como el confinamiento por una pandemia o la desescalada, hacia una nueva normalidad. La publicación reúne una serie de voces expertas para tratar aspectos relacionados con dicha problemática: los vínculos entre museo y sostenibilidad, narrativas transmedia, cine, arquitectura, residencias artísticas, domesticidad del centro de arte como lugar cotidiano para el pensamiento, los cuidados, la infancia, las familias diversas y espacio para amplificar la voz de colectivos en riesgo de exclusión. Busco presentar al museo en nuevos formatos, con horizontalidad y cercanía, mejorado y adaptado. La coordino junto a José Luis Pérez Pont, director del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana y del Centre del Carme Cultura Contemporània. Los otros libros de la misma colección también y cada uno toca un tema distinto, con autores especialistas. En breve se podrá adelantar más información.

«Busco presentar al museo en nuevos formatos, con horizontalidad y cercanía, mejorado y adaptado»

-En marzo de 2021 la editorial Errata Naturae lanzó el libro La Rosalía. Ensayos sobre el buen querer, en el que participas con un texto sobre performance y la relación del fenómeno Rosalía con el arte contemporáneo. ¿Qué resaltarías de la experiencia?

Pues que con el libro sobre Rosalía hemos conseguido absoluta transversalidad y eso es maravilloso. Fans de la cantante que nunca antes habían leído ensayo se han acercado a la literatura para comprender el fenómeno y compartir ideas. Recuerdo familiares mandándome fotos por WhatsApp del libro reseñado en todo tipo de revistas, una locura. Cuando Jorge Carrión, el coordinador del libro, me contó lo que quería hacer no dudé en decir que sí y sumarme. Además, la editorial Errata Naturae es de mis favoritas y la oportunidad de trabajar para ella la agradeceré siempre, tienen unos valores y una manera de cuidar cada paso que dan con que me identifico a tope. Tengo suerte de trabajar con equipos entre los que hay buena sintonía, los resultados se ven afectados en positivo.

– ¿Cómo te sientes cuando escribes y en qué momento del día lo haces?

Me gusta mucho pasar horas leyendo y pensando, antes de ponerme a escribir. Generalmente por la noche. Se me percibe como una escritora rápida, pero nada más lejos de la realidad. El texto puede estar gestándose en mi mente durante días, caigo en pensamientos rumiantes, circulares, hasta que resuelvo un tema. Entro en bucle muchas veces. Es algo de lo que no suelo hablar porque parece que está mal visto, que si no somos productivos todo el tiempo estamos fallando. Por lo tanto, hay escritores que pasan más tiempo escribiendo que reflexionando o leyendo a otros, lo cual me parece un error. Por lo menos en mi caso sería imposible que saliera de esa dinámica un buen artículo.

«Hay escritores que pasan más tiempo escribiendo que reflexionando o leyendo a otros, lo cual me parece un error»

– ¿Por qué lecturas te sueles decantar?

Leo bastante ensayo y novela, algo de poesía a temporadas. Estoy terminando de leer La muerte del artista de William Deresiewicz. Mi ritmo de lectura es lento y pausado.

– Una vez se han publicado tus escritos, ¿qué sensaciones tienes sobre ellos cuando vuelven a ti en forma de comentarios de los lectores?

Cobran sentido cuando son leídos y comentados por los lectores. A veces se viralizan y no soy capaz de responder al total de los comentarios, aunque suelo interactuar mucho a través de las redes. No soy el tipo de escritora que escribe para sí, yo escribo para dar a conocer lo que hacen otros profesionales, para señalar injusticias en mi sector e impulsar el talento creativo. En ocasiones me freno y pienso si voy a conseguir un cambio real con lo que estoy haciendo, entonces me doy cuenta de que, mayoritariamente, si no lo escribo yo no lo va a decir otra persona y lo que ha de ser dicho para agitar conciencias no me lo puedo callar. Algunos lo consideran un defecto, esta entrega mía tan brutal, sin embargo no sé trabajar de otro modo y al final suele surtir efecto, lo que escribes llega a quienes necesitan leerlo. Se genera comunidad.

«Escribo para dar a conocer lo que hacen otros profesionales, para señalar injusticias en mi sector e impulsar el talento creativo»

– Tienes la única cuenta de crítica de arte independiente española dentro de TikTok, compartes las exposiciones que visitas en Instagram y tus artículos de opinión en Twitter ¿cómo llevas esta sobreexposición?

Soy consciente de los peligros de la sobreexposición en redes sociales, he tenido buenas y malas experiencias con eso. Desde recibir insultos online a que te aborden por la calle sin conocerte de cualquier manera, te increpen, se obsesionen contigo, incluso que te plagien o suplanten tu identidad. Pero mis ejercicios de divulgación y de cercanía para crear sinergias, fomentando el espíritu crítico y la igualdad de oportunidades dentro de la cultura valen la pena. Hemos sabido lo que es vivir confinados con la pandemia, las redes sociales son una herramienta de comunicación muy poderosa cuando no puedes salir a la calle, son otra calle. Veo las redes sociales como un espacio público al que las voces críticas no debemos renunciar porque si no se apropian de ellas la intolerancia y el odio.

«Veo las redes sociales como un espacio público al que las voces críticas no debemos renunciar porque si no se apropian de ellas la intolerancia y el odio»

– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?

He desarrollado un par de proyectos sobre animalismo en el pasado, pero como persona concienciada con el medioambiente, animalista y vegetariana, me interesa mucho trabajar las relaciones entre alimentación, salud, sostenibilidad e industria alimentaria. Así que en un futuro próximo espero realizar un proyecto relacionado que aporte a la sociedad. Conozco artistas cuyo trabajo versa sobre estos temas y que voy siguiendo de cerca.

– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad

Que todas las personas tratemos a los demás seres vivos como querríamos ser tratadas en sus circunstancias.