18 mayo, 2022 / 8x8
Elisa Miralles - Artista Visual
“Los centros de arte han de conectar con diversas sensibilidades”
José Luis Pérez Pont (Alicante, 1972) es licenciado en Derecho, doctor en Bellas Artes y uno de los gestores culturales mejor valorados actualmente en nuestro país. Dirige el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana y el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) en Valencia, espacio de experimentación y eclosión artística que destaca en el ranking del Observatorio de la Cultura en España.
Por Berta Delgado
– Eres Licenciado en Derecho y Doctor en Bellas Artes ¿cómo enlazaste ambos estudios y por qué orientaste así tu carrera profesional?
Mientras estudiaba Derecho me impliqué en actividades culturales, puse en práctica proyectos propios, investigué y me interesé por la capacidad de transformación social del arte. Así que fue un paso natural.
– Has sido también crítico de arte y comisario de exposiciones ¿qué visión te han dado sobre el mundo del arte estas dos facetas?
La crítica de arte es un ejercicio valiente, cuando de verdad se puede calificar como tal, que contribuye a construir el relato del arte actual mucho antes de que entre en los manuales de historia. El comisariado de exposiciones me interesa más si cabe, porque supone la capacidad de formalizar ideas trabajando en colaboración con diferentes agentes culturales, me gusta el trabajo en equipo. Ahora mismo no ejerzo la crítica en medios, aunque continúo escribiendo para catálogos y libros de artista, impartiendo conferencias y charlas relacionadas. El comisariado sí continúa entre mis actividades, de hecho estoy comisariando hasta el 4 de septiembre de 2022 junto al artista Vinz Feel Free la exposición Emergency on Planet Earth, un proyecto de arte urbano sobre el cambio climático en el CCCC.
«La crítica de arte es un ejercicio valiente, cuando de verdad se puede calificar como tal, que contribuye a construir el relato del arte actual mucho antes de que entre en los manuales de historia»
«El comisariado de exposiciones me interesa más si cabe, porque supone la capacidad de formalizar ideas trabajando en colaboración con diferentes agentes culturales, me gusta el trabajo en equipo»
– ¿Qué arte te interesa y cuál es el que consideras que debe apoyarse?
Me interesa el arte que tiene la capacidad de dialogar con la sociedad de su tiempo. Que se introduce de alguna forma en las cuestiones sociales y analiza la realidad que le rodea. Disfruto con la estética, lógicamente, pero me interesa que haya una implicación con la realidad, con el mundo que vivimos. Apuesto por las formas de expresión que, sin desprenderse de las herramientas del arte, conectan con el presente y sus problemáticas.
«Me interesa el arte que tiene la capacidad de dialogar con la sociedad de su tiempo»
– Dentro de tu trayectoria cabe destacar que has presidido la Asociación Valenciana de Críticos de Arte (AVCA), también el Consejo de Críticos y Comisarios de Artes Visuales de España, ¿qué particularidades tiene este sector y cómo fue tu experiencia en estos años al frente?
Mi experiencia fue positiva, desde AVCA nuestro objetivo era la profesionalización del sector, el reconocimiento de nuestro trabajo y el fortalecimiento como agentes sociales legitimados para iniciar vías reales de colaboración con la Administración. Fuimos vehementes en la necesidad de remunerar el trabajo de los artistas visuales, pues son la piedra angular del sistema del arte y durante demasiado tiempo ha sido un colectivo maltratado, introdujimos en la agenda política de la Comunidad Valenciana el Manual de buenas prácticas en las artes visuales y logramos que se pusiera en marcha el primer concurso para la dirección de un museo valenciano en 2014 (el IVAM). En el Consejo de Críticos defendí las buenas prácticas a nivel estatal, generando alianzas con el resto de asociaciones profesionales, como llevo haciendo en este sector tan complejo desde que comencé mi carrera y abordamos situaciones injustas para mejorar las condiciones de nuestro ámbito.
«Fuimos vehementes en la necesidad de remunerar el trabajo de los artistas visuales, pues son la piedra angular del sistema del arte y durante demasiado tiempo ha sido un colectivo maltratado»
– Fuiste elegido por concurso público para dirigir el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) de Valencia ¿fueron complicados los inicios? ¿en qué momento se encuentra actualmente el centro?
El proyecto cultural que diseñé no se circunscribe a programar exposiciones, sino a poner en práctica un nuevo modelo de gestión que ha logrado resetear la institución todos los niveles, trabajando con dos objetivos principales: convertir el CCCC en un espacio de vida cotidiana, a través de una programación cultural pensada para diferentes segmentos de población, y dar apoyo y visibilidad al sector creativo. Hasta mi llegada a la dirección del Consorci de Museus en abril de 2016, no se había trabajado en un programa de educación y mediación que se extendiera a todo el territorio, no solo en el ámbito de las instituciones culturales sino también en el espacio público y en el entorno educativo, con convocatorias accesibles para cualquier profesional. Actualmente estas dinámicas se han arraigado y confío en que siembren precedente para que no se pueda retroceder más en derechos y oportunidades dentro del ámbito cultural. El centro goza de un excelente respuesta por parte de los públicos locales, con una impresionante respuesta de la juventud (el 40% de las personas que visitan el CCCC tienen menos de 30 años), y reconocimiento nacional e internacional por como la transparencia la gestión, la accesibilidad , la democratización, la diversidad y buenas prácticas, ese es el punto en el que nos encontramos. Trabajo para seguir avanzando.
«El proyecto cultural que diseñé no se circunscribe a programar exposiciones, sino a poner en práctica un nuevo modelo de gestión que ha logrado resetear la institución todos los niveles»
– Has insistido en la transformación de la institución desde dentro ¿de qué manera se ha materializado este cambio? ¿por qué hay tanto miedo en las instituciones culturales a replantear las jerarquías?
No se trata de miedo, sino de que algunas situaciones injustas se han visto prolongadas en el tiempo de tal manera que se asientan como normalizadas, parece que no se cuestionan. Hay estructuras de poder en el sector cultural que funcionan bajo una lógica de fuerza centrífuga, expulsando a los márgenes a agentes valiosos. El cambio llega aplicando un modelo que prima la igualdad de oportunidades para los profesionales y, a la vez, desarrollando el concepto de agitación cultural con el que romper con la ortodoxia institucional sin renunciar a la calidad en la programación. Esos son elementos claves que están definiendo mi gestión.
– ¿Cómo concibes la dirección del centro en relación al público que va a visitarlo y qué impacto ha tenido en el barrio donde se encuentra?
Concibo la cultura como un territorio fértil en el que encontrarse con otras ideas y sensibilidades. Personalmente ha habido libros, exposiciones y películas que me han cambiado la vida, porque han activado en mí procesos mentales que han dado lugar a otras maneras de entender la realidad.
El emblemático barrio del Carmen, en el corazón de Valencia, es el casco antiguo que pueblan los turistas. Sin embargo, hay centros educativos, pequeño comercio y un vecindario diverso que desde el CCCC hemos tenido muy en cuenta desde el principio, implicándolo, escuchando sus necesidades y haciendo un trabajo de proximidad que ha abierto las puertas de este espacio singular para integrarlo en el barrio abarcando sus preocupaciones, sus anhelos, así como potenciando sus cualidades.
«Concibo la cultura como un territorio fértil en el que encontrarse con otras ideas y sensibilidades»
«ha habido libros, exposiciones y películas que me han cambiado la vida»
– Habéis conseguido atraer al público joven ¿cuáles han sido los aciertos para conseguir que se sientan vinculados al centro?
Desde mi punto de vista llegamos al público juvenil porque lo escuchamos, es ciudadanía de pleno derecho para hacer uso del museo y de los centros de arte, igual que el público infantil. Desarrollamos actividades para bebés en familia, por ejemplo, les estimulamos para que entiendan el espacio artístico como un lugar cotidiano. Los adolescentes antes no entraban al Carme en busca de experiencias, ahora el CCCC es un punto de encuentro donde saben que siempre sucede algo interesante; un concierto, exposiciones, charlas, presentaciones de libros o discos, performances etc. Me propuse activar el centro y llenarlo de vitalidad, donde todo el mundo quepa y, sí, es un acierto.
– Dentro de la programación se encuentran todo tipo de actividades: exposiciones, debates, presentaciones de libros, radio, talleres, conciertos y artes escénicas ¿cómo se gestiona esta actividad incesante con esta gran variedad de eventos?
Para sorpresa de muchos, con un equipo excesivamente reducido y muy buena voluntad. Las ideas fluyen constantemente, cuido la programación al máximo como tantos otros detalles, pero vengo ya años alzando la voz sobre lo preocupante que es no poder ampliar plantilla. Ningún centro rinde tanto en semejantes condiciones. Profesionales sin empleo podrían estar optando a nuevos puestos de trabajos que agilizarían las actividades y aliviarían de presión al equipo actual.
– También cabe destacar que tenéis una gran afluencia de público que viene a conocer el trabajo de artistas no tan conocidos. En algunos medios se está hablando de la “fórmula Pérez Pont”, ¿de qué manera lo conseguís?
Se trata de una fórmula de trabajo que se está convirtiendo en un caso de éxito. Humildemente, lo interpreto como la respuesta a muchas horas de trabajo, de pensar, tejer redes de conocimiento, buscar nuevos caminos, estar dispuesto a asumir riesgos y estar al tanto de las necesidades de los públicos de cualquier franja de edad. Los museos y centros de arte han de conectar con diversas sensibilidades. Atendemos por igual a artistas de larga trayectoria como a los discursos artísticos emergentes. Nosotros a menudo funcionamos como un laboratorio de experimentación, donde descubrir cosas nuevas, conceptos, talentos, otras formas de estar en el mundo.
«Atendemos por igual a artistas de larga trayectoria como a los discursos artísticos emergentes»
«Nosotros a menudo funcionamos como un laboratorio de experimentación, donde descubrir cosas nuevas, conceptos, talentos, otras formas de estar en el mundo»
– Además ofrecéis residencias artísticas dentro del CCCC ¿qué efecto tienen en la vida diaria del centro y cómo ayudan a los artistas que las disfrutan?
Las residencias se enmarcan en el proyecto Cultura Resident, primer programa de residencias para creadores promovido por la Generalitat a través del Consorci de Museus, una propuesta que por primera vez activaba una red de residencias artísticas en el territorio valenciano y que consideramos necesaria. Este programa ha beneficiado ya alrededor de un centenar de creadores desde 2017, abriendo oportunidades como son las Rutas Internacionales. A través de Cultura Resident artistas nacidos o residentes en la Comunitat Valenciana han desarrollado sus proyectos en Helsinki, Ginebra, Praga, Santiago de Chile, Taipei, Madrid o Lisboa. Ayudan a ampliar horizontes y desarrollar ideas generando sinergias con diversos creadores y entornos. El CCCC es algo más que un centro de arte, lo hemos convertido en un espacio de experimentación, por lo que la creación late en directo y las residencias son parte de esa pulsión.
– ¿Qué están suponiendo para ti a nivel profesional y personal tus condiciones de trabajo?
Una buena oportunidad para provocar agitación cultural, creyendo en el poder de transformación social que tiene la cultura y demostrando que otro modelo más justo que los anteriores es factible; respetuoso con los agentes culturales, especialmente con el reconocimiento profesional de los artistas y su remuneración. Me entrego en cada proyecto y a nivel profesional está siendo un reto en el que profundizar y también disfrutar.
– ¿Qué colaboraciones estáis planteando en el centro con otras instituciones culturales dentro y fuera de la Comunitat Valenciana?
Hemos colaborado con otros museos y centros de arte e instituciones culturales de ámbito nacional e internacional como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Virreina Centre de la Imatge de Barcelona, Es Baluard, el Institut Français, la Base Culture, el Instituto Polaco de Cultura, Fundación Goethe, UNESCO, New York University o el Berklee College of Music, entre otros. No nos cerramos a ninguna posibilidad, generamos relaciones horizontales y exploramos nuevas formas de colaboración todo el tiempo.
«No nos cerramos a ninguna posibilidad, generamos relaciones horizontales y exploramos nuevas formas de colaboración todo el tiempo.»
– Desde la reciente renovación en tu cargo, que también es el de director gerente del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana ¿qué retos te plantea?
El Centre del Carme es una institución que depende de la Generalitat Valenciana, pero que se gestiona desde el Consorci de Museus. De manera que el primer reto fue definir una personalidad especifica para el CCCC, sede del Consorci, ya que antes no tenía y su uso era un tanto difuso. Trabajamos contenidos, marca e imagen pública, y una programación muy versátil, algo que hemos hecho con toda la programación del Consorci de Museus, que vertebra el territorio a través de la cultura en Alicante, Valencia y Castellón. El CCCC lo veo como tubo de ensayo, generamos proyectos que testeamos para generar propuestas. Hemos reforzado estrategias de aproximación a los públicos y de comunicación entre los creadores y los profesionales de la cultura con la ciudadanía, mediante redes sociales, hibridando lo virtual y lo presencial. En esta nueva etapa vamos a seguir avanzando en ese camino, activando también proyectos en áreas rurales.
– Un deseo que te gustaría se hiciera realidad
Que incrementen el equipo humano del Consorci de Museus para poder seguir trabajando dignamente por la cultura.
«Que incrementen el equipo humano del Consorci de Museus para poder seguir trabajando dignamente por la cultura.»
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