Raquel Martí – Directora Ejecutiva de UNRWA España

Raquel Marti - Directora ejecutiva de UNRWA Espa–a - Foto Berta Delgado - YANMAG
Fotografías y entrevista por Berta Delgado

«Si ven a una ciudadanía activa, movilizada y unida ante una situación, los gobiernos reaccionan.»

Raquel Martí es Directora Ejecutiva comité español UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo. Es Licenciada en Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y Doctora en Historia por la UNED, es también experta en Gestión y Evaluación de proyectos de Cooperación Internacional y Evaluación de Programas y Políticas Públicas.

Ha trabajado como Consultora de Desarrollo y Cooperación Internacional para PriceWaterHouse y desde el año 2001 ha trabajado en distintas Organizaciones no Gubernamentales como Directora de Proyectos en Asia, África y Latinoamérica; habiendo trabajado también como responsable de proyectos de Ayuda Humanitaria y Emergencia en Magreb y Oriente Próximo, centrando su actividad principal en la situación de los refugiados de Palestina.

Conversamos con ella para conocer su trayectoria y el valioso trabajo que desarrolla UNRWA en la situación de emergencia actual en la franja de Gaza.

– ¿Por que te interesaste por la historia y qué te ha llevado a trabajar en UNRWA?

Siempre me han gustado las humanidades y la historia siempre me ha fascinado, y en un principio lo hice sin ninguna intención de dedicarme a ello, simplemente lo hice porque me gustaba y empecé a estudiarla.

Empecé a interesarme más por los primeros estadios de la historia: la prehistoria y la antropología, encadenando estudios, y acabé realizando una tesis doctoral. África siempre me había fascinado, era siempre un sueño que en ningún momento piensas que se puede hacer realidad, viajar allí, estudiar antropología en el continente africano y estudiar los orígenes de la humanidad. Y de repente se cumplió mi sueño, encontré una oportunidad para unirme a un grupo de investigación, y en aquel momento me fui a Zaire, que hoy en día es la República Democrática de Congo, y estuve allí un año viviendo, haciendo investigaciones sobre el origen de la población en las selvas tropicales centroafricanas.

Durante 12 meses estuve viviendo en un poblado, con agricultores bantúes y cazadores-recolectores pigmeos. Pero pronto tuvimos que marcharnos porque comenzó a haber revueltas, lo que hoy se conoce como Las revueltas de Kabila, tuvimos que prácticamente huir porque el ejército comenzó a hacer racias en la zona, y como queríamos continuar con las investigaciones porque no las habíamos acabado, estuvimos buscando otro país donde continuarla y nos fuimos a Guinea Ecuatorial, donde permanecí otro año con una beca predoctoral. Con toda la información de Guinea Ecuatorial hice posteriormente mi tesis doctoral. En ese periodo viajé también a Camerún y estos dos años en África me hicieron darme cuenta de las injusticias tan brutales que había, vi unas miserias y unas situaciones terribles que ni siquiera me habría imaginado y me llevó a pensar que el trabajo que yo estaba desarrollando, que era un trabajo muy científico, realmente no ayudaba directamente a la población, me parecía que no servía para absolutamente nada. Mi investigación giraba en torno al origen de la ocupación humana en las selvas tropicales y a nivel científico estaba muy bien, pero me preguntaba constantemente ¿qué aportaba yo a esa sociedad que me había abierto sus puertas para hacer mi trabajo?, ¿qué aportaba yo a toda esa injusticia y la violación de los derechos humanos que estaba sufriendo toda la población en África?

Entonces me debatí entre abandonar la tesis y dedicarme a la cooperación internacional. Afortunadamente mi familia y mis amigos me dijeron “al menos termina la tesis porque te vas a arrepentir toda la vida”, y les hice caso, terminé la tesis, la defendí. Con los resultados de mi tesis me dieron una beca posdoctoral para irme a estudiar a Estados Unidos. De nuevo me tuve que debatir entre irme a Estados Unidos y continuar mi carrera de investigación o definitivamente abandonarlo y dedicarme a la cooperación internacional que en ese momento me parecía muchísimo más importante que seguir en el ámbito científico. Y finalmente me decanté por esto, me metí en un Grado de Experto de Cooperación Internacional. Me costó mucho trabajar en ONGs porque sin experiencia en el trabajo de cooperación, y con un currículum un poco exótico como el mío de haber estado en África viviendo con grupos étnicos y con swahili -porque lo había aprendido allí-, pues debí resultar demasiado exótica para tomarme en serio en las ONGs.

– Sin conocer cómo son los procesos de selección de las ONGs, toda esta experiencia y formación tendría que ser valiosa.

Pero tampoco nos damos cuenta de que el trabajo en ONGs necesita de mucha especialización y mucha experiencia en terreno, y la experiencia que yo tenía en el terreno no era de cooperación internacional. Al final me contrató Price Waterhouse, una consultora, para trabajar en temas de cooperación internacional pero desde la consultoría. Estuve allí tres años y fue maravilloso porque recorrí muchísimos países haciendo evaluaciones de cooperación internacional. Aprendí muchísimo y luego ya de ahí empecé a trabajar en ONGs y hasta hoy. La verdad es que no me arrepiento nada. A veces sí que es cierto que cuando leo temas de antropología me gusta mucho y me da cierta pena haberlo abandonado pero realmente lo que hago me llena, me apasiona, y creo que si tuviera que volver a repetir, lo haría.

«La verdad es que no me arrepiento nada.»

Raquel Marti - Directora ejecutiva de UNRWA España - Foto Berta Delgado - YANMAG

«realmente lo que hago me llena, me apasiona, y creo que si tuviera que volver a repetir, lo haría.»

– Parte de tu trayectoria profesional se ha desarrollado también en Asia.

Sí, estuve en diferentes ONGs, desarrollando, evaluando e identificando proyectos en Filipinas, en India…en general en el área del sudeste asiático pero luego me empecé a especializar, sin haberlo previsto y sin quererlo – bueno, “querer” suena un poco raro, un poco mal, pero realmente cuando yo empecé a trabajar en ONGs mi objetivo era trabajar en África, quería ser cooperante allí, pero no me salía ningún trabajo en este continente -, el segundo trabajo que me salió en una ONG, fue el de dirección en el área de Oriente Medio, del cual no tenía ni idea.

En 2005 fue el primer viaje que hice fue un viaje fabuloso en el que recorrí Palestina, Jordania, Líbano y Siria, y quedé profundamente impactada por todo lo que vi, sobre todo por lo que ocurría en Palestina. Empecé a trabajar allí, pero también en otras áreas de Oriente Medio donde he desarrollado proyectos en Irak, en Jordania, en Líbano y en Siria. Ahora mismo no me podría desvincular de trabajar en toda esta área. Es un tema fascinante para mí y que me parece totalmente injusto y, a pesar de que no digo que no me gustaría trabajar en África, ya no me podría desvincular de trabajar en Oriente Medio.

– Cuando comenzaste a trabajar en UNRWA ¿es porque ya te habías especializado en esta zona?

Había estado trabajando varios años en Oriente Medio y cuando vi el anuncio en un periódico, tampoco me imaginaba que me iban a llamar. El caso es que mandé mi currículum y una carta de motivación como se suele hacer, y de repente para mi sorpresa me llamaron. Me presenté, hice varias entrevistas pensando que no me iban a llamar y finalmente me seleccionaron. Es irónico porque cuando piensas que algo no va a salir al final te sale. Quizás cuando deseas algo muchísimo y en este caso un trabajo, es probable que llegues mucho más nerviosa a la entrevista y no te salga del todo bien. Pero cuando piensas “no me lo van a dar”, a lo mejor resultas mucho más natural, y eso hace que al final te seleccionen. Ese fue mi caso y la verdad es que fue una sorpresa.

– Cuando entras a trabajar un UNRWA ¿encontraste que el enfoque era distinto al de otras ONGs con las que habías trabajado?

– Sí, no tiene nada que ver. Llevo trabajando en UNRWA desde 2008, es mucho tiempo. La forma de trabajar es completamente diferente: el trabajo en las ONGs es mucho más cercano, en el sentido de que vas a zonas donde la ONG desarrolla su actividad e identificas tus propios proyectos hablando mucho con la población, con la que tienes mucha relación, y también tienes contrapartes en el terreno con una gran variedad de proyectos. Todo depende de con qué tipo de organización trabajes: si trabajas con una organización generalista puedes identificar distintos tipos de proyectos y si estás enfocada a una ONG de sanidad, te enfocas generalmente en sanidad (aunque también puedes identificar otros proyectos).

En cambio cuando trabajas con Naciones Unidas y con una organización como UNRWA que lleva 75 años de existencia, digamos que los proyectos están muy estandarizados. Entonces toda la experiencia que tiene UNRWA hace que no sea necesario que tengas que viajar al terreno para identificar estos proyectos, como hacen todas las ONGs sino que allí ya cuentas con personal capacitado, en nuestro caso son trabajadores palestinos los que están allí con unos programas muy desarrollados desde hace más de siete décadas. Es decir, que no vas a identificar nada nuevo porque ya está todo identificado, y porque al ser los propios trabajadores de UNRWA palestinos y refugiados de Palestina, ¿quién mejor que ellos pueden saber qué necesitan?. Entonces en ese sentido trabajas sobre una serie de programas que ya llevan mucho tiempo desarrollándose (educación, sanidad, microcréditos, protección a las mujeres que sufren la violencia de género, etc) y en función de los acontecimientos, estos programas varían constantemente, tendiendo más a las emergencias, que es lo que ahora está sucediendo en Gaza.

«los propios trabajadores de UNRWA palestinos y refugiados de Palestina, ¿quién mejor que ellos pueden saber qué necesitan?»

Por ponerte un ejemplo en Gaza por ejemplo teníamos uno de los programas de educación más grandes de Oriente Medio, teníamos 250.000 niños y niñas en Gaza, y esas clases regulares se han convertido en educación bajo emergencias que constantemente se están reprogramando porque el contexto está cambiando sin pausa.

Entonces, en ese sentido, esas serían las diferencias con el funcionamiento de las ONGs clásicas. Los programas de UNRWA son grandes programas. No se trabaja con un programa ad hoc en el que necesitas 200.000 euros, nosotros trabajamos con programas que estamos hablando de muchos millones de dólares para poder implementarlo porque trabajamos con 6.000.000 de refugiados. Volviendo al ejemplo del programa de educación, no hablamos de educación para un pueblo o una zona en concreto, hablamos de educación para todos los niños que son refugiados de Palestina y que no solamente están en Palestina, están en Siria, en Líbano, en Jordania…son refugiados de Palestina pero en diferentes contextos y en total es un programa que abarca a medio millón de niños y niñas. Son presupuestos y programas muy amplios.

– Y trabajando desde España en UNRWA, ¿cuál es vuestra labor?

Hay dos pilares fundamentales de nuestro trabajo: el primero es la sensibilización y educación hacia la ciudadanía de lo que ocurre en Oriente Medio y el trabajo que realiza UNRWA además del advocacy (o defensa) hacia los grupos políticos y los gobiernos -tanto el gobierno español como el gobierno de las comunidades autónomas y los diferentes partidos políticos- para explicarles la situación que se produce en Oriente Medio y en particular en Palestina, ahora en concreto con Gaza que es en lo que más incapié estamos haciendo. Y el segundo pilar es buscar fondos para mantener todos estos programas. Estas serían las dos líneas de trabajo fundamentales.

– Y desde que empezaste a trabajar en la organización a ahora en donde has visto todo el espectro de la situación en Palestina y en la franja de Gaza ¿cómo has visto esa transformación hasta este momento?

Cuando empecé a trabajar en UNRWA conocí a una periodista referente sobre Palestina que se llama Teresa Aranguren que me dijo “Siempre en Palestina se puede estar peor”. Y cuando lo escuché no comprendí la envergadura de que lo que acababa de decir ni pensé que se podría estar peor de lo que ya se estaba en Palestina. Y ahora siempre me acuerdo de esa frase porque ves como día a día la situación es peor que la de ayer o todavía peor que la de anteayer, es imposible. Hace cuatro meses no pensábamos que íbamos a ver una hambruna como la que está sucediendo ahora en Gaza. Ya había ciertos indicadores que lo señalaban, pero no pensábamos que esta hambruna se pudiera dejar progresar hasta tal punto de que la gran mayoría de los medios de comunicación -no todos, lamentablemente, pero casi todos- abren portada con fotos de niños esqueléticos de Gaza que están sufriendo la hambruna. Esto no pensamos que ocurriese hace 4 meses. Y todavía está por ver qué va a pasar dentro de 4 meses en Gaza. Entonces sí, cada vez se está peor en Gaza, cada vez la situación en Palestina es peor.

Un grupo de palestinos desplazados se reúne frente a un comedor comunitario en el oeste de la ciudad de Gaza. – Foto (C) Naciones Unidas.

La situación que estamos viendo en Cisjordania es peor con los colonos israelíes apaleando palestinos, robándoles sus tierras, robando sus propiedades. Es cierto que se lleva haciendo desde muchas décadas, pero están en un momento álgido en el que los colonos se sienten más envalentonados por esa impunidad que se les otorga. Cada vez están cometiendo más agresiones y delitos contra la población palestina. Tampoco pensábamos hasta qué extremos han sido capaces de todas las fechorías que están haciendo a la población palestina.
Respondiendo a esa pregunta, lo que hemos ido viendo es que la situación se ha ido agravando la violación de derechos humanos de Palestina, la violación del Derecho Internacional Humanitario sin ninguna consecuencia para Israel y sin que nadie dé un puñetazo en la mesa y diga: basta ya, no podemos seguir consintiendo lo que estamos viendo lo que está ocurriendo en Palestina. Nos preocupa muchísimo el que no se le ponga freno y que cada día que pasa es peor para la población.

De la misma manera nunca pensamos que se iba a criminalizar como se está haciendo a UNRWA, una agencia de la Naciones Unidas que lo único que lleva haciendo durante 75 años es seguir con su mandato humanitario. No pensamos nunca que nadie fuera capaz de criminalizar sin pruebas a una agencia de Naciones Unidas y ponernos al nivel de colaborar con el terrorismo, y que la comunidad internacional simplemente por el hecho de verbalizar estas acusaciones nos retirara la ayuda. Esto ha sucedido y todavía Israel no ha sido capaz de aportar las pruebas que dice tener de que hemos colaborado con Hamás. Nunca pensamos que esto iba a pasar, nunca pensamos que tuviéramos que cerrar nuestra sede en Jerusalén porque Israel estuviera constantemente increpando a grupos radicales para que nos asaltaran la sede, nos lanzaran cócteles molotov, pusieran en riesgo a nuestro personal. Nunca pensamos que el gobierno israelí decidiría no renovarnos los visados del personal internacional y por lo tanto que tuvieran que dejar de trabajar en Palestina. Realmente estamos viviendo unas situaciones que nunca se han producido en la historia de Naciones Unidas, y que cada día que pasan son peores.

«No pensamos nunca que nadie fuera capaz de criminalizar sin pruebas a una agencia de Naciones Unidas y ponernos al nivel de colaborar con el terrorismo, y que la comunidad internacional simplemente por el hecho de verbalizar estas acusaciones nos retirara la ayuda.»

Ahora estamos viendo que esto mismo lo están haciendo con otras organizaciones de las Naciones Unidas, por tanto no es solamente UNRWA. Nunca pensamos que esto se pudiera producir. La semana pasada asaltaron varias veces la residencia del programa mundial de alimentos en Gaza y uno de sus almacenes, los atacaron el ejército israelí. Antes sólo se atacaban las instalaciones de UNRWA, ahora es el programa mundial de alimentos, es OCHA (Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), es UNICEF…como digo son todas las agencias de las Naciones Unidas.
Estos ataques constantes a Naciones Unidas, esta criminalización, esta constante puesta en tela de juicio nuestra labor…porque según Israel el problema de la hambruna en Gaza no es que ellos no dejen entrar la comida, es que Naciones Unidas somos completamente ineficaces y no somos capaces de llevar ayuda humanitaria a Gaza. Esto también tiene mucho que ver en el contexto general que estamos viviendo a nivel internacional, en toda la tergiversación, en todas las fake news, y lo difícil que es luchar contra toda esa tergiversación que estamos viendo en las redes. Naciones Unidas también lo estamos sufriendo.

Un niño sufre la hambruna en Gaza – Foto UNRWA (2025)

– Hay una sensación general de frustración en la ciudadanía europea que expresa que se opone al genocidio en Gaza pero no hay respuesta por parte de los gobiernos, llevando al desánimo. ¿Cuál sería la forma más efectiva de presionar a los gobiernos?

– Ojalá tuviera yo una respuesta porque también nos pasa a las organizaciones que estamos muy frustrados por todo lo que estamos viendo, porque no se le está parando los pies al ejército israelí, porque se le está permitiendo violar el derecho internacional humanitario y estamos viendo que los gobiernos, los líderes mundiales, no están haciendo nada. Todo esto nos genera frustración a nivel de ciudadanía y a nivel de trabajadores humanitarios. No te puedo responder a la pregunta pero sí te puedo decir es que no podemos dejar de intentarlo: tenemos que seguir hablando de Gaza, tenemos que seguir poniendo a Gaza en el foco, tenemos que seguir denunciando lo que está pasando en Gaza, tenemos que seguir presionando a nuestros gobiernos -cada uno el suyo- para que lleven a cabo acciones.

Están muy bien los pronunciamientos, las condenas, pero si solamente lo dejamos en palabras, las palabras no sirven, hemos visto que no sirven. A lo largo de todos estos meses ha habido condenas de gobiernos, incluso el nuestro, pero estamos viendo que no sirven. Necesitamos que haya acciones, que estas condenas conlleven a acciones contundentes para que se fuerce a Israel a un alto el fuego y se permita la entrada de ayuda humanitaria. No podemos tirar la toalla cuando estamos viendo estas imágenes en los medios de comunicación. Por tanto hay que seguir manifestándose, hay que seguir movilizándose, hay que seguir participando en todas aquellas acciones ciudadanas que organizan muchos colectivos o la propia ciudadanía, lo que no podemos es quedarnos impasivos y decir “no sirve de nada y como no sirve de nada no voy a ir el domingo a manifestarme, no voy a participar en tal movilización”. Tenemos que seguir haciéndolo porque somos conscientes de que cuando se presiona a los gobiernos es cuando realmente reaccionan. Si ven que la ciudadanía es pasiva, no tienen ninguna presión, por tanto no consideran que tiene ningún interés para la ciudadanía involucrarse en determinadas medidas. Sin embargo si ven a una ciudadanía activa, movilizada y unida ante una situación, evidentemente los gobiernos toman medidas.

«Tenemos que seguir haciéndolo porque somos conscientes de que cuando se presiona a los gobiernos es cuando realmente reaccionan»

«Si ven a una ciudadanía activa, movilizada y unida ante una situación, evidentemente los gobiernos toman medidas.»

– En su informe, la relatora de la ONU, Francesca Albanese, ha señalado que muchas empresas se benefician económicamente de la destrucción de Palestina.

– Todas las guerras -aunque no me gusta denominar lo de Gaza como una guerra-, todas las violencias, generan riqueza a determinadas empresas, sobre todo a las armamentísticas y evidentemente es un negocio, si no fuera un negocio lucrativo no habría guerras.

– En redes sociales aparecen perfiles de palestinos pidiendo dinero y ayuda y los usuarios quieren ayudar pero no saben si estos perfiles son verdaderos o no. En tu opinión ¿qué deben hacer?

– No me gustaría tener que decirle a la ciudadanía que no financie a una familia palestina que está desesperada intentando conseguir alimentos. Yo tengo amigos que están en Gaza y que están haciendo estas campañas para conseguir alimentos para sus familias y yo las estoy apoyando, pero porque sé quienes son y eso me produce confianza. Evidentemente es mucho más efectivo ayudar a una organización que tiene mucha más capacidad de movilizar recursos para distribuirlos entre la población por igual. Pero la situación es tan sumamente acuciante que evidentemente todas estas iniciativas son absolutamente lícitas. Pero hay que tener mucho cuidado, porque evidentemente es muy difícil, si es un particular, saber si es verdadero o falso. Nosotros hemos visto que desgraciadamente hay iniciativas falsas en las redes, están aprovechando el momento Gaza con el que hay muchísima sensibilidad para hacer actividades ilícitas de hacerte creer que estás ayudando a Gaza y finalmente son estafas. Entonces hay que tener muchísimo cuidado.

– ¿Cuál es el trabajo que desarrollan los miembros de UNRWA en la franja de Gaza en este momento y cómo son sus condiciones?

UNRWA es el mayor organismo de Naciones Unidas trabajando en Gaza y el mayor con diferencia. Antes de la ofensiva teníamos 13.000 trabajadores. Sin querer disminuir el trabajo de otras organizaciones, como nosotros estamos tan especializados en Palestina es por ello que tenemos tantísimo personal. Hay otras organizaciones que están trabajando en Palestina y que están haciendo cosas maravillosas pero evidentemente la envergadura es muchísimo menor, a lo mejor tienen 200 trabajadores. Entonces esto ha hecho que UNRWA se convierta en la columna vertebral de todas las organizaciones de ayuda humanitaria y que UNRWA haya estado dando servicio y apoyo a otras organizaciones que no tenían esa capacidad.

Antes de la ofensiva israelí en UNRWA teníamos 250.000 niños en escuelas, dos centros de Formación Profesional gigantes, teníamos 23 clínicas de salud, teníamos 17 centros de distribución de alimentos -dábamos de comer a 1.200.000 personas en Gaza-, teníamos programas de microcréditos, teníamos programas de prevención de violencia de género, teníamos programas de apoyo psicosocial -psiquatría, psicología-. Realmente UNRWA funciona como un paragobierno, prestábamos todo tipo de servicios a la población.

Cuando ocurre la ofensiva israelí somos la organización que más capacidad tiene y que además es la que tiene más experiencia, porque en 75 años hemos pasado por varias ofensivas militares israelíes. Cuando hay una ofensiva militar, nuestros colegios se convierten en refugios, los tenemos ya preparados para ello. Porque no nos ha pasado una vez, nos ha pasado siete veces ya. Nuestras clínicas se convierten en clínicas donde no sólo damos apoyo y servicio a la población refugiada de Palestina, que es nuestro mandato, en estas situaciones damos apoyo a toda la población Palestina.

Ahora tenemos diariamente unas 10.000 personas trabajando, aunque hay días que no pueden venir a trabajar evidentemente por la situación: porque son desplazados, porque les han bombardeado y han matado a sus hijos pero una media de 10.000 trabajadores en esta situación ¿y qué estamos haciendo? En primer lugar seguimos manteniendo nuestros refugios. El número de personas está cambiando constantemente porque Israel está forzando a la población a desplazarse. En esas zonas de desplazamiento quedan muchas de nuestras escuelas, y la población tiene que salir de esas escuelas y tenemos que abrir otros refugios cuando se están moviendo. En esos refugios les damos colchones, mantas, atención psicológica, atención sanitaria.

Cuando llevan, como es el caso 23 meses bajo esta ofensiva militar aunque parezca un poco improbable seguimos dando educación dentro de los refugios. No es una prioridad, porque si un niño no come no puede ser educado, pero cuando se dilata tanto en el tiempo esta situación, en la que los niños están en refugios muchas horas diarias sin nada que hacer, en el momento que les pones a hacer algún tipo de actividad, poco a poco los niños empiezan a tener una dinámica que les devuelve un poco a la normalidad y que les tiene entretenidos todo el día y les ayuda.

Hemos ido incorporando todas estas actividades de apoyo psicosocial, psicológico y aprendizaje y hemos llegado a tener 60.000 niños asistiendo día a día a estas actividades. Dado el éxito y la demanda de la población, hemos creado una plataforma online para seguir aprendiendo, se han registrado 270.000 niños y hemos tenido a todo nuestro profesorado resolviendo sus dudas. Además está diseñada para teléfono móvil porque no hay ordenadores, no hay tablets y mínimo en cada familia hay un teléfono móvil, con lo cual hemos hecho una plataforma para los teléfonos y ahí hemos ido dando clases, corrigiendo ejercicios, resolviendo dudas…con lo cual hemos ido manteniendo el curso escolar. No es lo mismo claro y no en todas las asignaturas, hemos priorizado ciencias, árabe, matemáticas e inglés. Pero como digo, esto les ha permitido una vuelta a la normalidad, a la cotidianeidad.

Niños participan en actividades artísticas y deportivas organizadas por equipos de UNRWA en una escuela dañada de Nuseirat, en la zona central. Foto © 2024 UNRWA

A pesar de que nuestras clínicas de salud han sido constantemente atacadas, hemos ido abriendo puestos de salud en edificios gubernamental que nos han cedido. También hemos creado clínicas móviles en coches y furgonetas, y hemos ido donde estaba la población desplazada. Estamos atendiendo entre 14.000 y 16.000 consultas diarias de pacientes, la envergadura del trabajo es brutal, somos los mayores proveedores de salud en la franja de Gaza. Estamos dando apoyo psicológico, no solamente a niños sino también a población adulta. La población está imputada psicológicamente, con unas secuelas terribles y psicológicamente extenuada, ya no pueden más y necesitan apoyo psicológico.

Una trabajadora sanitaria de UNRWA examina a un bebé para detectar desnutrición en la ciudad de Gaza, Franja de Gaza, julio de 2025. © 2025 Foto UNRWA

Distribuimos alimentos, cuando nos dejan entrar en la franja de Gaza, distribuyendo agua porque no hay agua -dentro de la franja de Gaza los acuíferos están contaminados desde hace muchísimos años, no hay agua potable- con lo cual el agua potable se tiene que traer. Se han creado plantas de desalinización de agua y hay pozos de agua que no son para el consumo pero si se hierve se puede utilizar. UNRWA transporta el agua con camiones cisterna desde las plantas de desalinización hasta donde está la población desplazada y la reparte. Hemos estado repartiendo miles y miles de litros de agua.

Arreglando un tanque de agua. Foto (C) Noticias ONU

También nos estamos ocupando de la retirada de residuos sólidos. En esta situación, las municipalidades no tienen camiones de basura, y hemos tenido que poner a disposición nuestros camiones para retirar los residuos sólidos, crear vertederos temporales para poder limpiar las zonas donde la población está desplazada y evitar la propagación de enfermedades por la acumulación de residuos. Con el calor las aguas residuales, las basuras, están apareciendo un montón de plagas de insectos, de roedores y se están transmitiendo muchísimas enfermedades. Tenemos que hacer lo posible por retirar las toneladas de residuos que hay en la franja de Gaza.

Montañas de residuos sólidos acumulados en la franja de Gaza – Foto (C) UNRWA

Estamos coordinando la ayuda humanitaria con el resto de las agencias. También estamos entrando combustible -lo que nos deja Israel- y repartiéndolo a hospitales.

Israel controla todas las facetas de la vida dentro de Gaza, no solamente ahora, sino desde el año 2007 que Israel controla la franja de Gaza controla tanto lo que permite entrar como la electricidad, porque suministra electricidad a la planta eléctrica de Gaza, con lo cual decide cuántas horas de electricidad les deja al día a los ciudadanos gazatíes.

Desde el 7 de octubre corta toda la electricidad y cuando se producen estos cortes, lo que tienen en Gaza son generadores eléctricos, ¿cómo se alimentan estos generadores eléctricos?: con combustible. Cada hospital tiene sus macrogeneradores para que en el momento que hay un corte del suministro eléctrico de la planta eléctrica de Gaza, las máquinas pueden funcionar en el hospital con generadores, pero claro, si Israel no permite la entrada de combustible los generadores tampoco se pueden alimentar. ¿Para qué más se necesitan los combustibles?: para bombear los pozo de agua para la planta de desalinización de agua, para que las ambulancias transporten a los heridos, para que las máquinas desescombren para intentar rescatar a las víctimas de los bombardeos, para que los camiones de ayuda humanitaria puedan ir a recoger la ayuda y distribuirla. Sirve para todo, también para las telecomunicaciones. Israel raciona la entrada de combustible y cada vez es más difícil que estos servicios sigan funcionando. UNRWA continúa constantemente, dentro de lo que le permite Israel, entrar combustible a la franja de Gaza y suministrar todo este combustible a las organizaciones humanitarias.

Nuestros trabajadores, que han sufrido el desplazamiento, sus casas han sido bombardeadas, sus familiares han sido asesinados. Están pasando la misma hambre que el resto de la población y siguen trabajando. Siguen levantándose de su tienda de campaña o de los refugios de las escuelas donde duermen en un colchón en el suelo, se levantan todas las mañanas y van a trabajar, hacen lo que pueden.

Tiendas de desplazados palestinos en el puerto de Gaza – Foto (C) Noticias ONU

Los últimos días estamos recibiendo comunicados de nuestros trabajadores nos están contando que hasta se están desmayando en nuestras oficinas y centros de salud porque están exhaustos, porque no comen desde hace días y porque no pueden más. Están sufriendo lo mismo que sufre el resto de la población y además, siguen trabajando. Es de alabar, de reconocer todo ese trabajo que están realizando cuando además les están matando: hemos perdido 340 compañeros de UNRWA que han sido asesinados, algunos desempeñando su labor, otros en sus casas con sus familiares. A pesar de que hemos sido objetivo después de todos estos meses, el personal sigue trabajando.

Personal de la Media Luna Roja Palestina inspecciona una ambulancia destruida en Deir el Balah, en el centro de la Franja de Gaza. Foto de archivo. UNRWA.

«Están sufriendo lo mismo que sufre el resto de la población y además, siguen trabajando. Es de alabar, de reconocer todo ese trabajo que están realizando cuando además les están matando: hemos perdido 340 compañeros de UNRWA que han sido asesinados»

– Y a ti personalmente, ¿como te afecta? Cada día es peor la situación y conoces a muchas de las personas en la franja de Gaza.

– No puedo decir que esté siempre al mismo estado psicológico, hay veces que afecta mucho más si has visto una imagen o has tenido una conversación con un compañero o una situación de injusticia que te ha llegado más, los ataques que recibes en las redes sociales, tremendamente injustos… la mayor parte de las veces no te afectan pero de repente hay uno que te hace daño especialmente, por ser injusto, por ser falso, porque pone en duda el trabajo sobre el terreno de tus compañeros cuando están dando la vida por ello. A menudo intentas disociar -no me preguntes como podemos hacerlo- igual que los fotógrafos de guerra, que consiguen hacer fotografías terribles y separarse de esa realidad porque si no sería imposible.

A veces, ves las imágenes o comentarios y es como si te hablaran de otra cosa. Hay momentos en los que esa coraza o eso que pones para que no te haga daño desaparece y te encuentras llorando o profundamente afectado. Es muy difícil, pero tienes que seguir cada día porque has de apoyar a tus compañeros y a la población, pues están en una situación muchísimo peor, comparada con nosotros, que estamos aquí a salvo. Es muchísimo menos de lo que les afecta a ellos. Hay que seguir adelante y a veces no te puedes permitir tener esos momentos de llorar o de frustrarte. Intentas apartarlos y seguir adelante. Pero es difícil, muy difícil.

«Es muy difícil, pero tienes que seguir cada día porque has de apoyar a tus compañeros y a la población, pues están en una situación muchísimo peor, comparada con nosotros, que estamos aquí a salvo.»

«Hay que seguir adelante y a veces no te puedes permitir tener esos momentos de llorar o de frustrarte. Intentas apartarlos y seguir adelante. Pero es difícil, muy difícil.»

– Ahora que el foco está en Gaza, otros proyectos de la organización quedan ocultos, ¿no?

– Claro, resulta difícil hablar ahora de la situación de los refugiados de Palestina en Líbano, que es acuciante también, pues están por debajo de la línea de la pobreza, no tienen derechos y sobrevivir es sumamente complicado, y estamos viendo niños esqueléticos muriendo de hambre; con lo cual te centras en el 90 % de las veces en denunciar el contexto de Gaza. Pero es muy importante no dejar otros contextos fuera. Ahora mismo la población refugiada en Siria ha pasado por once años de guerra, por un terremoto, y su situación es terrible; nosotros seguimos trabajando buscando fondos para ello, y con nuestros donantes sensibilizando y concienciando de que hay que seguir financiando Siria, Líbano, e incluso Jordania que es el país más estable pero donde vive más población refugiada Palestina por debajo de la línea de pobreza. No hay que dejar de lado a esas poblaciones porque haya una emergencia de la envergadura que hay en Gaza. Evidentemente la mayor parte de los fondos recaudados son para Gaza pero no dejamos de lado y seguimos solicitando financiación en todas estas zonas.

– ¿De quién es la propiedad de los terrenos donde se asientan los campos de refugiados de UNRWA?

Depende un poco del contexto y del país; por ejemplo cuando se crean los campos de refugiados en Palestina en 1948 — esto algo difícil de explicar porque los Palestinos, los refugiados de Palestina están fuera de Palestina pero también dentro de Palestina, y esto es un caso único, no hay refugiados dentro de su propio país – se les llama desplazados; por ejemplo en Siria tienes los refugiados sirios fuera de Siria y si están dentro y han sido desplazados de sus hogares y ciudades se les denomina desplazados. En Palestina no se les denomina desplazados sino refugiados, pero están en Palestina.
Y esto se explica porque cuando se crea el estado de Israel no se crea en la totalidad de Palestina sino en una parte de ella; la población huye a Siria o a Líbano o a Jordania pero también al resto de la Palestina histórica que queda tras la creación del estado de Israel. Ellos han sido desplazados de lo que hoy es Israel, su hogar estaba en Jerusalén, en Haifa, en donde fuera de lo que es hoy Israel, y han quedado refugiados en el resto de Palestina, y allí, en Jerusalén, en Gaza, en Cisjordania hay campos de refugiados palestinos dentro de territorio palestino ocupado; esto es una anomalía, no hay ninguna otra situación así.

Cuando se crean estos campos de refugiados en el caso de Palestina, ¿quién ocupa Palestina en ese momento? Jordania y Egipto. Tras la guerra de 1948 Jordania ocupa Cisjordania —lo que queda tras la creación del estado de Israel— y Egipto ocupa Gaza. El reino de Jordania y el gobierno de Egipto conceden territorios de Cisjordania y de Gaza para hacer estos campos de refugiados; con lo cual, son tierras del gobierno jordano —por ejemplo, la sede central de UNRWA en Jerusalén fue concedida -cedida- por el gobierno de Jordania. En el resto de los países, lo normal es que el gobierno concede terrenos para crear los campos de refugiados que podrían ser tierras privadas que el gobierno expropia para crear el campo, o las compra y paga una indemnización al dueño, normalmente en la periferia de las ciudades, en aquella época; hoy en día tu vas a Aman, por ejemplo, o a Beirut o a Damasco y el campo de refugiados está dentro de la ciudad, porque el centro de la ciudad en 1948 ha crecido y el campo ha quedado dentro. Si vas paseando por la ciudad y de repente giras y te metes dentro de un campo de refugiados — excepto en Líbano, que tiene check-points, así como Jerusalén— por ejemplo en Siria, en Damasco te metes en un campo donde no te indica “campo de refugiados de …” y empiezas a ver muchas banderas palestinas, muchos posters y fotos de lo que ellos llaman mártires, mucha reivindicación sobre Palestina y la fisionomía de las calles empieza a cambiar porque notas que es una zona mucho más pobre, las callejuelas son mucho más estrechas, está superpoblado, hay muchas conexiones de electricidad no muy adecuadas… y si no hay nadie que te lo explique ni siquiera sabes que estás en un campo de refugiados.

– Un refugiado palestino ¿tiene que registrarse como refugiado para poder serlo?

– Esto es muy importante explicarlo: UNRWA no decide quién es refugiado de Palestina, hay una resolución de Naciones Unidas que define quién es refugiado de Palestina. Es aquella persona que sufre el desplazamiento en 1948 y sus descendientes, hasta que se encuentre una solución justa y definitiva para todos ellos. La convención de los derechos del refugiado de Naciones Unidas dice que es refugiado aquel que sufre el desplazamiento y sus descendientes hasta que deja de ser refugiado; se hace hincapié en los descendientes porque por ejemplo, los refugiados que llegaban a Grecia desde el conflicto de Siria, tras los años, han tenido hijos; si no se les reconoce inmediatamente como refugiados esos hijos no han sufrido el desplazamiento, han nacido en un campo de refugiados en Grecia; pero si se les concede automáticamente el estatuto de refugiado, si los gobiernos europeos deciden acoger refugiados, sólo acogerán a los padres, no a los hijos, lo que provoca una separación familiar. Por ello, para proteger al núcleo familiar se decide que si hay padres refugiados los hijos automáticamente son refugiados mientras sigan desplazados.


Con esta definición UNRWA no decide quién es refugiado, sino que según donde estuviera la persona, por ejemplo en 1948, si sufrió desplazamiento, a Siria, por ejemplo, siendo de Haifa, y hay que demostrarlo de alguna manera: porqué su padre o abuelo sufrió ese desplazamiento y qué información aporta para demostrarlo. En el momento que demuestra que fue obligado a desplazarse, se puede registrar en UNRWA; lo que no quiere decir que consiga el estatus de refugiado pues ya lo tiene, no necesita que nadie se lo otorgue, Naciones Unidas ya te considera refugiado. Lo que da UNRWA es el derecho a recibir sus servicios, como la educación gratuita de UNRWA, al tratamiento sanitario, a acceder a microcréditos, a protección a mujeres que sufren violencia de género. Es decir, nosotros realmente trabajamos para que los refugiados que ya están reconocidos internacionalmente tengan derecho a esos servicios. Al registrarse con nosotros reciben su carnet de refugiado de Palestina y pueden acceder a nuestros servicios. Con el carnet pueder acudir a las oficinas de UNRWA si necesitan alimentos, educación y escolarización, vacunación, y nosotros tenemos la obligación de dársela.

«Con el carnet pueder acudir a las oficinas de UNRWA si necesitan alimentos, educación y escolarización, vacunación, y nosotros tenemos la obligación de dársela.»

– ¿El carnet sirve, por ejemplo en un caso extremo, si el refugiado llega a España?

Sí, la Convención de los Derechos del Refugiado de 1951 —con la que se crea ACNUR, aunque UNRWA ya estaba funcionando desde el año anterior, pues el mandato se crea en 1949 por resolución de Naciones Unidas— establece que ACNUR da asistencia a todos los refugiados del mundo excepto los palestinos, pues ya tienen una agencia que se ocupa de ellos. En el caso de que UNRWA desapareciera, ACNUR debe absorber a todos los refugiados de Palestina.
Además, si el refugiado de Palestina sale del ámbito de UNRWA —Jordania, Siria, Líbano y el territorio ocupado y llega a Europa o EEUU, ACNUR tiene obligación de reconocerle como refugiado y darle los servicios que necesite. Si llega a Europa, automáticamente los gobiernos deben reconocerle como refugiado y ACNUR debe asistirle. Sin embargo, no está ocurriendo en toda Europa, lamentablemente. Cuando se producen llegadas masivas, como hemos visto en Siria, los países empiezan a no aceptar a estos refugiados, pues todos son firmantes de la Convención de Derechos del Refugiado, e incluso en sus normativas está la obligación de aceptar y ayudar a los refugiados. Ya lo vimos con Siria, cerramos nuestras fronteras, y se siguen ahogando en el Mediterráneo.
Con los Palestinos ha ocurrido lo mismo, en lugar de reconocer su estatuto de refugiados que ya poseen se les ha hecho pasar por el mismo proceso que cualquier otro solicitante.

– ¿Has vivido también momentos esperanzadores?

– A lo largo de mis años trabajando en UNRWA he visto logros de trabajo de la agencia impresionantes, situaciones en que me he sentido muy orgullosa del trabajo de mis compañeros y compañeras sobre el terreno.

Sin embargo con cada ofensiva militar israelí o con cada guerra, como en Siria, o Israel contra el Líbano se produce un retroceso y una frustración enormes y te preguntas si merece la pena hacer avances y retrocesos constantes. Hay otros lugares del mundo en donde el progreso se ve; pero en el caso de la población refugiada de palestina, aquello que ves un día, al siguiente desaparece y vuelves a partir de cero.

Pero como decía antes, no me vería ahora trabajando en otro contexto, este es el sitio y el momento en el que quiero estar, y pienso que es esencial que estemos, no sólo yo y la organización sino toda la sociedad, pues estamos viendo que lo que se dijo tras la Segunda Guerra Mundial, ese “nunca más”, no ha servido de nada, palabras vacías. Nos han hecho creer en los Derechos Humanos, en el Derecho Internacional Humanitario y que no se iba a consentir que volviera a ocurrir, y sin embargo nos han fallado porque están permitiendo que pase. Si ellos lo consienten, nosotros no podemos consentirlo. Tenemos que seguir trabajando y haciendo cada uno lo que pueda desde su posición para revertir la situación y poner freno a esta barbarie.

– ¿Un deseo que te gustaría se haga realidad?

– El cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario por parte de los líderes mundiales. Que fuera realmente su hoja de ruta, y no lo que estamos viendo ahora.

«El cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario por parte de los líderes mundiales. Que fuera realmente su hoja de ruta, y no lo que estamos viendo ahora.»

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Raquel MartíBlueSkyTwitter/X

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