«Me gusta estar atenta a lo que me puede ofrecer la realidad»
Carlota Nelson es guionista y directora de cine con una trayectoria de más de 18 años en la que se ha especializado en cine documental. Lleva recorriendo el mundo toda su vida tanto por razones familiares como profesionales, conociendo e interesándose por personas con realidades muy diferentes.
Ha realizado documentales de temas sociales sobre la situación de los artistas aborígenes en Australia, el apartheid en Sudáfrica, la censura en Kuala Lumpur, la reinserción de madres prisioneras en Estados Unidos o los marineros abandonados en un buque soviético en Las Palmas de Gran Canaria con la caída de la URSS y también sobre temas científicos sobre el aprendizaje de los niños desde el punto de vista neurocientífico y educativo.
Recientemente ha estrenado el documental Cristina García Rodero – La mirada oculta en el que ha seguido el trabajo de la fotógrafa durante 4 intensos años. En este momento prepara un documental sobre su padre en el que recorre Estados Unidos, Japón, España y Argentina para averiguar, a través de su archivo fotográfico y testimonios de quienes le conocieron, el trabajo que realizó durante su vida para la CIA y que sigue siendo un misterio para su propia familia.
– Naciste en Japón pero has viajado durante toda tu infancia a distintos países ¿qué supuso para ti tantos traslados en un momento tan sensible en tu formación como este?
Hace poco, hice el cálculo y solo hasta los 10 años, vivimos en cinco países y en ocho casas distintas. A diferencia de otras familias «ex-pat», mis padres huyeron de las micro burbujas que se crean entre extranjeros. En cada lugar, aprendían el idioma, iban a comprar a mercados locales, participaban de las fiestas y ritos y tenían todo tipo de amigos. Además, eran viajeros natos así que aprovechaban para recorrer cada país, siendo nosotros muy pequeños.
Creo que por el estilo de vida en el que fuimos criados, me ayudó a adaptarme bien a los cambios, a sentir curiosidad por los otros, y a celebrar las diferencias. Curiosamente todo esto me es muy útil para mi trabajo como documentalista.
– Te formaste en Escritura Creativa, Literatura, Poesía y Cine en el Columbia College Chicago ¿cómo fue esta experiencia para ti?
En España en esos años estudiabas ciencias o letras, como si no hubiera más cosas en este mundo. Así que al llegar a la universidad en Estados Unidos se me abrió un mundo de posibilidades y de ilusión. Me puse a estudiar escritura creativa, literatura, poesía y cine. En ese momento no lo sabía pero tienen un denominador común, el contar historias.
Y el transmitir tiene que tener algo de poesía, de escritura, de las infinitas y variadas estructuras narrativas de la literatura y el cine. Sin duda, todas estas herramientas me han ayudado a lo largo de mi carrera. Para mí, los años de universidad fueron maravillosos. Muy distinto a los años del colegio que no me gustaron nada. Al volver a España, mis amigos que sí habían estudiado carreras «de verdad» ya empezaban a trabajar. En cambio yo no sabía dónde ni cómo aplicar mis conocimientos. Decir que había estudiado escritura creativa era equivalente a decir que habías estudiado para ser paracaidista o repartidor de publicidad.
«al llegar a la universidad en Estados Unidos se me abrió un mundo de posibilidades y de ilusión»
«transmitir tiene que tener algo de poesía, de escritura, de las infinitas y variadas estructuras narrativas de la literatura y el cine»
– Eres guionista y directora de documentales ¿por qué, entre todos los géneros cinematográficos, te decantaste por este?
Me fascina la realidad con su infinita variedad de grises. No hay ficción que lo supere. Nada me puede hacer más feliz que sentarme a escuchar y «tirarle de la lengua» a personas distintas y en especial a los mayores que tienen un sinfín de experiencias y sabiduría.
En el documental normalmente, los equipos son más pequeños, se trabaja de manera horizontal y resulta dinámico y cercano. Allí es donde me siento más cómoda.
– ¿Cuáles son tus criterios tanto estéticos como éticos a la hora de desarrollar un proyecto documental?
El contenido y el acceso a la historia me marca la estética. Cada proyecto es distinto. En el caso de Anclados, por ejemplo, que cuenta una historia de desarraigo y de limbo, opté junto a Pablo Pro, director de fotografía y poeta visual del documental, reflejar eso visualmente con planos largos, poéticos, nostálgicos, con un ritmo pausado… Las circunstancias del rodaje nos permitió tiempo para planificar, para buscar una estética. Sin embargo, en el último documental – Cristina García Rodero – La Mirada Oculta – no nos quedó otra que filmar en plan guerrilla para poder seguir a Cristina. No había tiempo para diseñar una estética ni ir a rodar con una lista de planos. Tampoco era posible dirigirla. Cristina es rock n roll, como diría Clara Martínez Malagelada, la montadora. Se mueve a una velocidad asombrosa y al estar ella trabajando, no podíamos hacer otra cosa que seguirla, cámara en mano sin saber nunca a dónde íbamos ni con qué nos encontraríamos. Fue una aventura y eso fue lo que acabó informando y moldeando la estética. Por eso digo que cada proyecto es distinto y la estética a mi me la da la historia y el contexto.
En cuanto a la ética, en general, es necesario a la hora de trabajar, de resolver conflictos y atraer talento. La ética ligada al documental, es imprescindible para generar confianza y credibilidad. Dicho eso, me falta un poco de picardía. No puedo hacer aquello de mejor pedir perdón que permiso. No lo juzgo. De hecho, a veces me gustaría aplicarlo. Hablando con alguien de esto el otro día – alguien parecido a mí en este aspecto – nos preguntamos qué haría cada una si estuviera conduciendo en mitad del desierto y llegáramos a una señal de STOP. Nos reíamos porque las dos hubiéramos parado, aun sabiendo perfectamente que eso no iba a registrarse jamás por nadie. Soy responsable, buena gente, y muy trabajadora y está bien pero tanta rectitud, me impide la picaresca, una habilidad que a veces viene muy bien.
«El contenido y el acceso a la historia me marca la estética. Cada proyecto es distinto»
«Soy responsable, buena gente, y muy trabajadora y está bien pero tanta rectitud, me impide la picaresca, una habilidad que a veces viene muy bien.»
– Has abordado temas sociales como la situación de los artistas aborígenes en Australia, el apartheid en Sudáfrica, la censura en Kuala Lumpur, la reinserción de madres prisioneras en Estados Unidos. ¿Cuándo comienza a interesarte un tema para querer hacer un documental sobre él?
Para que me enganche una historia, me tiene que emocionar. Y si me emociona y tengo acceso a la historia y al «personaje» me meto.
Siempre me han gustado las historias que tienen que ver con lo social por ser olvidadas o invisibles. Por querer de algún modo hacer justicia o denunciar una situación. Vengo de una familia muy activista. Nuestras casas familiares siempre han estado abiertas no solo a amigos sino a todo tipo de personas.
Desde que éramos pequeños, mis hermanos y yo, hemos jugado con niños de todas las edades, razas y estatus socioeconómicos. Además de jugar, íbamos a sus casas o venían a la nuestra. Nos criamos muy conscientes de los mundos paralelos que existen. Historias fascinantes, brutales, mágicas y trágicas, de mucha injusticia, de belleza y de mucha verdad también. Los 24 de diciembre, en casa no se celebra la nochebuena. Se celebra la cena de huérfanos, la mejor fiesta del año. Invitamos a personas conocidas o amigos de amigos que no tienen hogar, o familia o están muy lejos de casa y se arman unas noches maravillosas con gente variada, distinta, que hablan en otros idiomas, que tienen costumbres distintas.. Desde una mujer de limpieza hasta un guardia de seguridad de discoteca, una violinista en paro, un sacerdote y un recolector de fresas. Cuando compartes con otras personas, escuchas, conoces otras realidades y las conversaciones, muchas veces, son mucho más entretenidas que las tertulias entre amigos. Es gracioso pero la cena de huérfanos se ha popularizado tanto entre nuestros amigos, que muchos se vienen a casa después de sus cenas familiares porque se lo pasan tan bien…
«Siempre me han gustado las historias que tienen que ver con lo social por ser olvidadas o invisibles. Por querer de algún modo hacer justicia o denunciar una situación»
«Cuando compartes con otras personas, aprendes a aceptar, a conocer otras realidades»
– Rodaste el documental Anclados, sobre los marineros abandonados por la URSS en el Puerto de la Luz de Gran Canaria ¿qué descubriste en este documental y qué sensaciones te provocó?
Siempre me he sentido atraída por las historias de desarraigo, por aquello que se dice de cuando uno se marcha, nunca más podrá volver porque ya no es el mismo. Y mientras eso es cierto, lo que aprendí de ellos fue lo importante que es la actitud frente a lo que nos sucede. Victor Frankl dejó escrito que «al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal.”
– Brain Matters es un documental que dirigiste sobre el aprendizaje de los niños desde el punto de vista neurocientífico y educativo ¿cómo surgió el proyecto y qué aprendiste?
Cuando me lo propusieron los productores, enseguida les dije que se habían equivocado de persona. No tenía ni idea de la neurociencia ni era madre, ni experta en educación. Pero eso es lo que buscaban, una cineasta libre de conocimientos que pudiera contar la historia de manera que cualquiera lo pudiera entender. Fue uno de los mejores encargos que me han hecho. No solo en lo profesional ya que me dieron 6 meses para investigar y hablar en persona con neurocientíficos, visitar distintos programas y laboratorios alrededor del mundo sino que el propósito del documental fue el de concienciar y ayudar a reducir la brecha social y económica. Por eso lo tradujimos a 7 idiomas y ha sido utilizado por UNICEF, por la OMS, por universidades, ONGs, hospitales, profesores, maestros y en especial por niños y familias de bajos recursos. Aparte del documental, se crearon piezas cortas didácticas y una variedad de recursos gratuitos que hoy siguen siendo utilizadas. El otro día vimos que solo en YouTube tiene mas de 2 millones de visualizaciones. Creo que es un regalo hermoso e importante para el mundo.
«No tenía ni idea de la neurociencia ni era madre, ni experta en educación»
«Pero eso es lo que buscaban, una cineasta libre de conocimientos que pudiera contar la historia de manera que cualquiera lo pudiera entender»
– Recientemente has presentado el documental Cristina García Rodero: la mirada oculta donde has seguido a la fotógrafa durante cuatro años ¿cómo surgió la idea, de qué manera se desarrolló el rodaje y cómo lo recibió la propia García Rodero?
Nos conocimos por casualidad en un desierto en Estados Unidos en el 2001. Desde entonces, somos amigas. En el 2010, cenando con ella me preguntó cual iba a ser mi próximo proyecto y le dije que me gustaría hacer un documental sobre ella. Que era necesario que el mundo entero conociera su obra y a la mujer detrás de la cámara por lo que cuenta, por como vive su pasión y determinación por la fotografía. Que había mucho que aprender de ella. Me llevé una bronca descomunal. No entendía cómo le proponía semejante hazaña. A ella no le gusta nada ser la protagonista. Y a pesar de haber ganado los premios mas prestigiosos del planeta, huye de la fama y lo que rodea el éxito como la peste. Un minuto delante de mi cámara era un minuto menos detrás de la suya. Al final, creo que me vio tan triste que dijo que sí, pero muy a regañadientes. Desde ese momento hasta que arranco el rodaje, pasaron 9 años. Increíble siendo la artista que es, pero es el tiempo que nos costó conseguir la financiación. Y entre la pandemia y la agenda de Cristina, nos llevó 4 años terminar. Ella no esta acostumbrada a que la filmen.
Trabaja y viaja sola y el rodaje es un trabajo en equipo. Así que tuvimos que aprender a trabajar juntas, encontrar la manera de seguirla por el mundo y no estorbarle. Siempre cuento que a pesar de doblar la edad media del equipo, nos dejaba con la boca abierta y la lengua fuera. Trabaja a gran velocidad y es incansable. Cristina estuvo involucrada en la selección y orden de fotos y vio cada versión de montaje.
Algunas cosas no le gustaban y a veces las quitamos o las cambiamos. Era muy importante para mí hacer algo con lo que ella estuviera contenta, orgullosa. ¿Cómo lo recibió? La promoción y las entrevistas le han quitado tiempo de trabajo. A ella no le gusta verse ni escucharse en pantalla grande pero es feliz cuando ve sus fotos en formato gigante. Al final me quedo con lo que me dijo hace poco, que esta muy contenta porque he conseguido plasmar lo que para ella es importante.
«Era muy importante para mí hacer algo con lo que ella estuviera de acuerdo»
«Al final me quedo con lo que me dijo hace poco, que esta muy contenta porque he conseguido plasmar lo que para ella es importante»
– ¿Cómo haces para seleccionar lo más importante de cada proyecto después de cientos de horas de grabación?
Resulta abrumador todo el material que se genera cuando haces un documental. Sobre todo cuando llevas varios años filmando. Pero es lógico también. En mi caso, a la hora de rodar, voy con algunos conceptos macro de lo que busco o deseo pero procuro mantenerme abierta y flexible a lo que pueda suceder. En la mayoría de los casos, la realidad me da muchísimo más juego que unas ideas preconcebidas. Me gusta estar atenta a lo que me puede ofrecer la realidad. Con todo esto, vengo a decir que acabo siempre con mucho material. Por eso procuro hacer un trabajo minucioso de transcripción y pre-selección de material antes de ir a sala de montaje. Además, soy de las que les gusta estar en sala y trabajar junto al montador o la montadora. A diferencia de la ficción, el guion final se escribe allí y resulta fascinante todo el proceso. Ese trabajo de critica constructiva, de reflexión, de darle otra vuelta, probar cosas, corregir, afinar, buscar músicas, encontrar un ritmo, tejer la narrativa….
«En la mayoría de los casos, la realidad me da muchísimo más juego que unas ideas preconcebidas»
«soy de las que les gusta estar en sala y trabajar junto al montador o la montadora. A diferencia de la ficción, el guion final se escribe allí y resulta fascinante todo el proceso»
– En estos momentos estás trabajando en un documental sobre tu padre ¿qué motivó que él fuera el protagonista de tu próximo proyecto?
Es que el personaje da para dos y tres películas. Todo comenzó cuando mi padre muere y heredo su archivo fotográfico. Ahí, emprendo una investigación profundamente personal sobre un hombre que trabajaba en el corazón de las decisiones estratégicas globales: un operativo de alto rango que se ocultaba detrás de una cámara tanto en el trabajo como en casa.
Al tiempo que voy examinando ese tesoro visual de bobinas de Súper 8, diapositivas y fotografías, comienzo a ver el mundo a través de su lente, descubriendo no solo lo que él eligió capturar, sino también lo que dejó fuera. La idea era recopilar y ordenarlo todo para compartir con mi madre y
hermanos. Pero al descubrir un detalle me hizo plantearme algo más grande: la cámara que usaba en el trabajo era tan poderosa que podía detectar una pelota de golf desde 100 millas de distancia, todo mientras pilotaba un avión espía estratosférico a 85,000 pies, vestido con un traje presurizado volando a Mach 3, tres veces la velocidad del sonido.
A medida que voy tirando del hilo y consultando con expertos y mi propia familia, resulta fascinante descubrir las complejas conexiones entre la carrera de mi padre, la historia de mi familia y los grandes eventos geopolíticos. Desde misiones de reconocimiento encubiertas sobre Sudamérica en la década de 1960, la guerra de Vietnam y las pruebas atómicas hasta la sombra de la inteligencia norteamericana en Japón y la transición española a la democracia. Existen además conexiones con la militarización del espacio en los últimos años de la Guerra Fría. Es una especie de rompecabezas en proceso.
– Después de llevar tantos proyectos de rodajes a la práctica en situaciones muy diferentes y sobre personas tan distintas ¿qué has aprendido en cuestiones de producción y organización?
Sin duda, la experiencia te va informando y en cada proyecto aprendes una barbaridad. Pero de los que más aprendo es de mi propio equipo. Quizás yo sea la persona más visible pero a mi lado y detrás de la cámara hay cientos de personas con muchísimo talento y cada una aporta una infinidad de lecciones. Al final, es un trabajo de equipo.
– ¿Qué es Colectivo Berde?
Con una amiga, hace 4 años fundamos el colectivo BERDE (BERDE.org). Principalmente, creamos e impartimos talleres artísticos – incluyendo cine – para personas con diversidad funcional y con problemas de salud mental. Las piezas que salen cada año son brutales, maravillosas, contadas en primera persona y luego proyectadas en el FICX. Nuestra base está en Laboral Centro de Arte – Gijón – donde también programamos los ciclos de Cine y Salud Mental para el Servicio de Salud del Principado de Asturias.
– ¿Qué consejo darías a alguien que quiera ser guionista y directora documental?
Con el documental no se gana dinero y requiere muchísimo esfuerzo, tiempo, trabajo, convicción y determinación. El consejo que ofrezco es: no lo hagas si no tienes vocación. Y si te decides, diversifica, ten varios trabajos que puedas compaginar y puedan nutrirte.
– ¿Qué proyectos te gustaría realizar en el futuro?
Tengo una carpeta llena de proyectos acumulados de hace años y va en aumento. Pero tardo tanto con cada uno que no se si me dará tiempo a hacerlos todos. Si tuviera que elegir uno sería un documental aspiracional sobre las distintas maneras de enfocar la vejez. No es una cuestión de edad, es una cuestión de actitud. Siempre que te acompañe la mente y el cuerpo, el ser humano puede seguir viviendo aventuras, aprendiendo, enamorándose…Me da pena ver cómo la gente joven trata o mira a la gente mayor. Se creen que detrás de esos rostros, no hay nada cuando en realidad son personas con mucho que aportar. Es la sabiduría de tantos años y de la que podemos aprender.
– Un deseo que te gustaría que se hiciera realidad.
Siempre he soñado con vivir en un hotel, de aquellos bellamente decadentes con piano incluido. Así por las tardes o a la hora del aperitivo, tocaría el piano para ambientar. Me fascinan los pianistas de hotel. Personas que pasan desapercibidas pero aportan un bienestar colectivo. El poder de la música es transformadora. También sueño con tener una mesa de comedor lo suficientemente grande para reunir a mi familia y amigos. Poder cocinar para ellos. Y por supuesto, sueño con seguir haciendo documentales y contando historias.
«Sueño con seguir haciendo documentales y contando historias»
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